Primer Conversatorio del MSPS
viernes 4 de mayo 2018
Te invitamos a participar el día Viernes 11 de Mayo, de 17:00 a 20:00 hrs. en el Primer Conversatorio del MSPS (Movimiento por la Sanación Personal y Social).
En dicho Conversatorio abordaremos el tema del Poder y la Salud Psicológica, para profundizar en cada una de ellas y en su interrelación y abrir propuestas respecto de ellas y su interrelación.
La reunión no tendrá expositores, sólo una presentación de 15 minutos y luego una conversación en círculo.
Para abordar este tema estamos invitando a personas de los mundos político, cultural, religioso, del desarrollo personal, de las ciencias, de la ecología, de la espiritualidad y otros.
Ivana Arancibia, María Adriana Arévalo, Karen Araneda Cristi, Cristián Baeza Rodríguez, Víctor Barrueto, Milena Briceño,
Carolina Cabrera, Cristian Canelo Nigoevic, Alfredo Corrales, Alejandro Fuhrer, Alex Halec, Patricio Hales, Beatriz Beca Hurtado, Ramón Hernández, Carmen Ibarra, Verónica Lis, Carlos MacMahon, César Molina Codecido, Ernesto Orrego, Eric Pontiggia,
Hugo Prieto, Jorge Quiñones, Judith Ress, Viviana Raffo, Victoria Rippes, Osmany Sabalza, Fernando Salinas, Alberto Serrano,
Alfredo Sfeir-Yunis, Fabiola Silva, Paula Solar, Claudia Vaca, Lorena Valdebenito, Luis Weinstein, Eduardo Yentzen, Ximena Yentzen
Segundo Conversatorio del MSPS.
viernes 1° de junio 2018
El Tema de diálogo será una reflexión y discusión sobre el Documento Constitucional (en adjunto), e ideas para el desarrollo del MSPS. Si el tema se agotara, abordaremos una reflexión sobre el concepto de sanación psicológica postulado desde los distintos campos o disciplinas.
Teo Valenzuela, Ivana Arancibia, María Adriana Arévalo, Milena Briceño, Cristian Canelo Nigoevic, Alejandro Campo, Joaquín Ferrer,
Alejandro Yurac, Paz García, Ramón Hernández, Alex Hanel Muñoz, José Manuel Calderón, Arbia Mardones Vicencio, Loreto Morrás,
Daniel Narea Carvajal, Luis Felipe Pérez, Alberto Serrano, Rodrigo Bamón, Carolina Cabrera, Perla Barrios, Leticia Ugarte, Lorena Valdebenito, Eduardo Yentzen.
Tercer Conversatorio del MSPS.
viernes 6 de julio 2018
En este conversatorio dialogamos a partir de tres testimonios; de Pía Figueroa, Paticio Hales y Alfredo Sfeir-Younis. Expuso también sobre Eneagrama, Jaime Larraín.
Ivana Arancibia, José Ignacio Balada, Milena Briceño, Carolina Cabrera, Pía Figueroa, Patricio Hales, Ramón Hernández, Jaime Larraín, Alexander Lavín, Loreto Morras, María Teresa Pozzoli, Fernando Salinas, Alfredo Sfeir-Younis, Victoria Rippes, Ginny Rogers, Javiera Venegas Espinoza, Lorena Valdebenito, Eduardo Yentzen.
Iniciativa para el Cambio de Conciencia
Ilustración Noëlle Hassmann
Presentación
Este Estudio recoge la visión de personas del mundo político, académico, religioso cultural, ciudadano, estudiantil y de pueblos originarios, respecto de si estamos en Chile ante un momento de crisis valórica de la política, y de cuáles serían sus características, extensión y profundidad. Y junto a ello, presentar propuestas de solución o salida.
El Estudio recogió junto con las voces que participaron directamente, diversas fuentes escritas.
Fundamentos motivacionales del estudio
La aparición en los últimos años de una serie de críticas y cuestionamientos a la clase política lleva a la pregunta de si estamos ante conductas individuales de transgresión valórica o ante una situación más generalizada. Pero lo que no cabe duda es que aún si no se tratara de una situación extendida, no cabe duda de que es extensa y profunda.
Por otro lado, existen una serie de planteamientos respecto de los impactos negativos de ella en gobernabilidad y en la potencial precarización de la democracia.
Nos motivó entones contribuir al esclarecimiento de la dimensión de la crisis, pero sobretodo, aportar a instalar mejores y más sanas formas de convivencia entre los chilenos, desde la convicción de que esto se logra a través de fortalecer y profundizar los valores de la democracia.
Así, estudiar la dimensión, las hipótesis sobre las causas y las propuestas de salida a estos factores de crisis, tienen como horizonte buscar cómo revertir esta tendencia a fin de fortalecer la democracia y favorecer las condiciones para una buena convivencia.
Como parte del diagnóstico es también relevante establecer si se está ante una crisis valórica de la política -en tanto espacio especializado responsable de la conducción y preservación de la democracia- o ante una crisis valórica mayor de la cual la crisis valórica de la política es sólo una de sus manifestaciones.
El rol de la clase política en la democracia
Cabe definir -en el marco de la democracia- a la clase política cono ‘servidora’ de ésta, como responsable de su continuidad, perfeccionamiento y profundización.
En una analogía libre pero elocuente, se podría entender a los políticos como los ‘sacerdotes’ de la democracia, a quienes se demanda el cumplimiento máximo de sus valores. Un principio que parece ser real, es que si el ‘sacerdote’ no cumple con los valores, ello lleva al ‘feligrés’-al ciudadano- a no cumplirlo.
En este sentido, el político, y los partidos políticos, aparecerían como principal responsable de los logros y valores de la democracia, a la vez que la principal fuente de amenaza a ésta si sus acciones valóricas desatienden sus principios.
Interesa entonces generar una fotografía lo más amplia posible, de si los políticos están siendo acordes con los valores de la democracia o si las están trasgrediendo a un nivel que la amenace, y cuál sería el alcance de estas transgresiones. En esa línea de observación aparecieron una serie de referencias que permitieron acercar ideas sobre cómo se están evaluando las conductas específicas de sus actores.
Cuestionario del Estudio
Para permitir la expresión de las ideas en toda su diversidad y profundidad trabajamos con un cuestionario breve y amplio, de abordaje cualitativo, que junto con abarcar los campos temáticos que queríamos recoger, permitiera a los participantes presentar sus visiones sin marcos restrictitivos, salvo una indicación de extensión máxima de las respuestas.
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¿Estamos ante una crisis valórica de la política, cómo la conceptualiza o comprende, cuáles son sus causas y cuáles sus consecuencias o repercusiones?
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¿Obedece esta crisis en la política a una crisis mayor, cuál sería ésta, cuáles son las causas de esa crisis mayor, abarca ésta a otros actores sociales?
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¿Tiene propuestas para salir de esta crisis, cuáles?
¿Estamos ante una crisis valórica de la política?
El Estudio recogió en primer lugar esta definición. En su gran mayoría las respuestas fueron afirmativas, sin embargo hubo un porcentaje de participantes que afirmó que no existía tal crisis.
Entregamos a continuación las respuestas que declararon que no estamos ante una crisis valórica en la política:
1. “Creo que estamos ante una crisis de representatividad que podría devenir en crisis de legitimidad. No me acomoda el término crisis valórica”.
2. “No creo que la crisis de la política pueda calificarse de crisis valórica, pienso que debiéramos hablar más bien de una crisis de confianza. Se ha perdido confianza en los líderes y ello se traduce en una lejanía importante de la gente común en los asuntos públicos”.
3. “Yo no hablaría de crisis valórica, lo que está en la ciudadanía es otra forma de hacer política”.
4. “No. Estamos más bien ante un problema de representatividad de la política, porque aunque quienes actúan en política han sido elegidos por los ciudadanos, parecen no lograr interpretar adecuadamente las posturas de éstos. Pero, además, estamos ante una crisis de lo que las personas exigen de la política, porque la mayoría de las veces los ciudadanos piden derechos y reclaman por prebendas que los favorezcan, pero no están conscientes de los costos que ello implica, ni están muchas veces dispuestos a asumir las responsabilidades o los deberes asociados”.
5. “La política en sí misma no está en crisis. Es una ciencia en constante desarrollo que atañe a la sociedad y representa la actividad que ejecutan los Gobiernos. En ese sentido la política será lo que los actores expresen. La crisis ocurre con los encargados de realizar la acción política y en ese aspecto lo que está en crisis es su accionar y por ende, los sentidos de aquello”.
6. “No estamos ante una crisis de los valores; no es que no sepamos donde está el bien o no tengamos la fuerza para imponerlo. Sucede que el bien está disperso en todos lados y en ninguno con exclusividad. No se puede oponer un discurso para frenar un tren en marcha. No se detiene la máquina del capital con un simple discurso que su lógica externaliza, del mismo modo que el tren expulsa de la vía al predicador sin siquiera notar el peso de su cuerpo. Toda institución autorreferente opera como una máquina insensible a las ideas y los valores ajenos. Frenar un tren en marcha o desviarlo, requiere crear las condiciones materiales para su desvío y su freno. La política no está en crisis; está en su mejor nivel en nuestra historia. Incluso se puede decir que está en un momento inaugural. Lo que está en crisis es la relación entre las instituciones y los discursos con las necesidades y las políticas de desarrollo económico. Si nos ganamos la vida explotando mano de obra esclava, la reivindicación del prójimo será externalizada (una cosa no tiene que ver con la otra; la vida con la moral se separan) o algunos verán una brecha, una inconsecuencia que no es una crisis sino que es el modo en que el modelo funciona”.
7. “Por supuesto la protesta tiene sentido; tiene que producir su sentido”. No estoy seguro que esta sea una crisis valórica permanente de la política”.
8. “No me parece que "valórico" sea un término conducente para caracterizar una crisis que, también ella, se caracteriza en términos demasiado generales al atribuirla a "la política". Creo que hay una crisis de conducción del gobierno, de las elites políticas en toda su extensión, de los mecanismos de representación política, del prestigio y funciones del parlamento, de los partidos transformados básicamente en burocracias que controlan el acceso a recursos de poder (como ocupaciones públicas, candidaturas, redes locales, etc.). Estas diferentes dimensiones de la crisis no son propiamente "valóricas" sino que tienen diversas causas que habría que identificar cuidadosamente en cada dimensión”.
9. “En mi opinión no se trata de una crisis valórica de la política sino de una crisis en la forma de concebir la actividad política”.
Reflexión respecto de la respuestas que dicen que no estamos ante una crisis valórica.
Quienes estiman que no estamos ante una crisis valórica de la política, plantean que sí estamos ante crisis que ocurren en el campo de “lo político”, que caracterizan o conceptualizan de manera diferente. A su juicio existiría:
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crisis de representatividad que podría devenir en crisis de legitimidad.
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crisis de confianza. Se ha perdido confianza en los líderes.
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lo que está en la ciudadanía es otra forma de hacer política.
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crisis de lo que las personas exigen de la política.
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crisis en el accionar de los encargados de realizar la acción política.
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no estoy seguro que esta sea una crisis valórica permanente de la política.
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crisis de una forma de concebir la actividad política.
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crisis de conducción del gobierno, de las elites políticas en toda su extensión, de los mecanismos de representación política, del prestigio y funciones del parlamento, de los partidos transformados básicamente en burocracias que controlan el acceso a recursos de poder (como ocupaciones públicas, candidaturas, redes locales, etc.). Estas diferentes dimensiones de la crisis no son propiamente "valóricas" sino que tienen diversas causas que habría que identificar cuidadosamente en cada dimensión.
Recordemos que el Estudio no entregó una definición específica de “crisis valórica”, para permitir que las respuestas dieran cuenta de las distintas maneras de comprender este concepto.
Dentro de esta opción, es muy interesante señalar que quienes declararon que sí estamos ante una crisis valórica de la política, cuando se refieren a sus causas, en muchos casos la especifican con los mismos descriptores de quienes plantearon que no hay crisis valórica. Por ejemplo, si alguien que respondió que no hay crisis valórica sino crisis de confianza; otro participante respondió que sí hay crisis valórica porque hay crisis de confianza.
Así, cuando una respuesta dice que no estamos ante una crisis valórica de la política, sino ante una crisis de confianza, esto abre una la pregunta de por qué la crisis de confianza no representa una crisis valórica, y si no es más bien una dimensión de la crisis valórica de la política.
Por otro lado, planteamientos como: “la política no está en crisis, sino el accionar de los políticos”, o “lo que está en crisis es una forma de hacer política”, o “ o “la crisis valórica no sería permanente”; son precisiones que a nuestro entender especifican la crisis pero no la niegan, incluyendo la especificación temporal.
Cuando se dice que existe una crisis de representatividad, sería relevante explorar qué la produce: i) ¿no existen vínculos ideológicos comunes entre representados y representantes?; ii) ¿se eligen candidatos a partir de atributos mediáticos que no dicen relación con contenidos específicos en que representen a sus votantes?; iii) ¿la agenda de los representantes no es la misma de los representados, sino una agenda propia de poder, o de fidelidad a intereses institucionales o corporativos o de intereses operativos de grupos de poder?; iv) ¿no existen mecanismos institucionales para el control efectivo de los representantes por parte de los representados?
Estas hipotéticas preguntas permiten plantear que la crisis de representatividad, según qué causas tenga, podrían constituir o no constituir una crisis valórica.
Respecto de la crisis de confianza como especificación, podrían surgir las siguientes preguntas: ¿se desconfía en la ética de los políticos?; ¿se desconfía en la conducta competitiva de los bloques políticos que los lleva a centrarse en el descrédito del adversario?; ¿se desconfía a partir de la comunicación de hechos delictuales, oscuros o poco claros? ¿qué rol juega la prensa en la confianza/desconfianza de la política?; ¿se desconfía de los reales intereses de los políticos?; ¿la desconfianza proviene de parámetros éticos o legales? De nuevo, aquí, según la causa de la crisis de confianza, ella puede constituir o no crisis valórica.
Por su parte, la declaración de que la crisis de representatividad puede devenir en crisis de legitimidad, ¿qué implica?: i) ¿que la ciudadanía decrete que su representante no tiene legitimidad?, ¿que se deje de votar en las elecciones?; ii) ¿que la representación democrática no es legítima?; iii) ¿que el sistema se puede desbordar y la ciudadanía entrar en conductas asistémicas o antisistémicas?. Y de nuevo, ¿por qué en la crisis de legitimidad no hay crisis valórica?
Frente al planteamiento de que hay una crisis proveniente de las exigencias que hace la ciudadanía a la política, sería de interés conocer cómo la ciudadanía que exige se hace responsable de los costos asociados a sus exigencias. Cuestión que trasladaría la crisis valórica a la ciudadanía. ¿O se plantea que el político no está a la altura del ‘legítimo’ nuevo estándar de exigencias proveniente de la ciudadanía, y que estaría acostumbrado a operar sin la presión de esas exigencias?
Finalmente, el planteamiento “creo que hay una crisis de conducción del gobierno, de las elites políticas en toda su extensión, de los mecanismos de representación política, del prestigio y funciones del parlamento, de los partidos transformados básicamente en burocracias que controlan el acceso a recursos de poder (como ocupaciones públicas, candidaturas, redes locales, etc.)”, esta mirada refiere a la existencia de una crisis sistémica de mayor envergadura que involucraría múltiples dimensiones más allá de las "valóricas". Sin embargo, cabe preguntarse si esta crisis sistémica no contiene como uno de sus componentes la dimensión valórica.
Causas de la crisis valórica
Un aspecto importante del Estudio es la definición de las causas de esta crisis, pues constituye el referente para las propuestas de superación de ésta.
Para ordenar el análisis, entregamos a continuación una propuesta de agrupación de las formas de comprender las causas de esta crisis, bajo las siguientes especificaciones:
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Crisis de confianza
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“Crisis de confianza entre la sociedad y la política”.
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“Desconfianza en los políticos”.
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“La representatividad se ha dañado en un quiebre profundo de la confianza”.
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“Crisis de confianza y credibilidad; interrogante acerca de si efectivamente el sistema democrático es legítimo -independiente y fiel a representados- en su ejercicio”.
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Falta de coherencia
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“Falta de coherencia entre el discurso y las prácticas de los políticos”.
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“Inconsistencia entre el discurso público y el privado”.
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“Inconsistencia entre el discurso y la práctica”.
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Crisis de valoración
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“Crisis de la valoración ciudadana de la actividad política”.
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“Los políticos somos vistos por la ciudadanía como una “casta” que actúa persiguiendo sus propios intereses, y no los de sus representados, y que se ha rodeado de beneficios y privilegios para sí misma”.
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“Su objetivo es solamente el poder y no qué hacer con él”.
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“Escaso o nulo valor que hoy le otorgamos a la política”.
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“El ámbito de lo político se asocia cada vez más con lo sucio, lo putrefacto, lo enfermo, lo infectado, los mismos políticos repitiendo “yo no soy político”, en una lógica absurda de autonegación”.
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“El nuevo ciclo creado por la globalización, por internet, ha permitido contar con mayor información de cómo operan los distintos mecanismos en la sociedad, y ello ha implicado saber que los valores en la cultura política –incide el efecto de la dictadura militar y su impacto sobre la clase política, y luego la fuerza de los grandes poderes económicos en esta sociedad que influye en la política –porque los partidos no han tenido la posibilidad de financiarse, de crecer.
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Crisis de los valores propios del hacer
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“Crisis de los valores propios de la política, esto es, de los valores que presiden y guían su accionar”.
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“Se ha impuesto el pragmatismo, el oportunismo y el apego a los cargos como finalidad principal”.
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“No hay ideas sino eslogan, frases hechas y programas livianos”.
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“Se funciona por poderes fácticos, comandados casi por piloto automático”.
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“Yo creo que efectivamente estamos en una crisis valórica de la política. Las causas bajo mi punto de vista se basan en la poca representación de las instituciones y los políticos. Hoy priman los populismos de derecha y de izquierda, en donde ganan personajes tan nefastos como Trump y Lepen”.
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Crisis de liderazgo
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“El liderazgo está extraviado y la sociedad parece funcionar aparte del poder político en el que no cree ni le interesa”.
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Sumisión a poderes fácticos
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“Es en ese grupo de personas, en general afiliadas a organizaciones políticas, donde acuden presiones fácticas de diverso tipo”.
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“La mayor riqueza ha hecho que muchos de los que ostentan posiciones de poder pierdan la relación correcta entre lo que hacen y la retribución por ello”.
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Pérdida de las referencias ideológicas
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“Desperfilamiento ideológico de los partidos y ausencia de proyectos históricos”.
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La crisis de la política es tan compleja como profunda, una de sus causas será la valórica. Defino la crisis valórica de la política como la pérdida de sus sueños o el deterioro de sus ideologías. De ésta manera la política se ha ido transformando en una búsqueda de poder por el poder y muchas veces un poder para servirse a uno mismo. Así se diluyen las ideologías, se transan los sueños y la política deja de capturar la imaginación de las personas, y éstas se vuelven egoístas e individualistas”.
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Cambios culturales/conductuales
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“Fin de la ideologías”, o fin de las utopías (y consecuente desplome del horizonte ético de la política)”.
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“Crisis de la Política en su sentido más amplio y noble: el sentido de responsabilidad de los sujetos en ocuparnos por la Res – Pública, por los asuntos de la Polis, por la vida en común, que es lo propio y constitutivo de lo humano. Así se inició el sueño inacabable de la democracia y de la Política con mayúscula en la Grecia clásica”.
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“Las causas de la crisis provienen del sufrimiento humano ante la crisis ecológica –… y el sufrimiento social causado por el individualismo –o conciencia enajenada de separatividad, … por la ideología moderna reduccionista de la competencia y el egoísmo; por la destrucción asociada a la lógica del tener, del lucro, del mito del crecimiento económico ilimitado,… o ya sean causados por políticos profesionales cansados, sin sueños y llevados a la corrupción por redes de intereses construidas en los salones”.
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“Extremo individualismo que se ha apoderado de toda la sociedad chilena, luego de cuarenta años de aplicación de un modelo económico-social-cultural neoliberal”.
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“Ansiedad de los dirigentes por tener el poder sin importar para qué se tiene, debido a la marginación que les significó la dictadura”.
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“Los valores de la sociedad de mercado permean la vida política y la convivencia social. Basados en la competencia como conducta deseable; el lucro como meta; el acceso al consumo como indicador de valía propia y el éxito individual como horizonte vital; un individualismo exacerbado relega la solidaridad, la cooperación o la orientación hacia metas comunes a espacios muy restringidos, protegidos y controlados, asociados normalmente a la vida privada o a contextos simbólicos tales como el fútbol o la Teletón”.
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“Sus causas son la adhesión transversal en la clase política a los principios y valores del neoliberalismo impuestos por la dictadura. Izquierda y derecha son, en materia política, meras referencias vacías de contenido. O, en el caso de la “izquierda” y sus aliados, pleno de un compromiso con el neoliberalismo encubierto en una retórica falsa”.
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“Me parece que el tema de fondo es que el sentido común y los poderes fácticos tienen un tipo de desarrollo de conciencia, una visión de realidad, se encuentran en un paradigma, que está lejos de corresponder a la noción de homo sapiens... que es lo que corresponde a esta época: sabiduría para enfrentar la complejidad de la existencia y situación humana. No se toma en cuenta el nivel básico existencial ecológico, biopsicosocial de la vida humana en toda su complejidad”.
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“La valoración de lo económico como lo fundamental dentro del modelo de desarrollo del país; pasando a llevar el medio ambiente, el bienestar colectivo, etc”.
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“La convicción de los sectores dominantes de que sus intereses y posiciones deben ser protegidos como cuestión prioritaria. Esto tiene impacto en la sociedad porque Chile se ha visto dominado por el pragmatismo, la desvalorización de lo humano, la falta de confianza, todo ello manejado por los poderosos en lo económico y lo político”.
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“Creo que es una imposición vertical y agresiva, de un modelo social y económico, que no tiene que ver con nuestra tradición cultura”.
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“Chile ha prosperado, se ha transformado en una sociedad de clase media, por tanto más secularizada. Las sociedades de pobres son fuertemente creyentes y las sociedades de clase media fuertemente escépticas”.
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“La causa de esto en mi opinión es que la política viene muy atrasada respecto de lo que está ocurriendo en el mundo. Si me guío por el análisis de la historia del arte, sabemos que el modernismo termina con la caída del muro de Berlín, donde terminan los grandes discursos, y el principio o sentido de ir todos unidos en una dirección y de ser todos iguales. De ahí viene la imagen del postmodernismo, que es la del espejo quebrado, donde se establecen mil diferentes poéticas, mil diferentes movimientos políticos. Y la política todavía no asume eso”.
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“Hasta donde tengo información, la crisis ética empieza con la conquista y llega hasta ahora, con momentos excepcionales de búsqueda de más salud social , como la revolución de la Igualdad (Bilbao), el año veinte (los estudiantes) , el 38 (Frente Popular), el Cristianismo social, antes durante y después del primer Frei, el trabajo de base en la Unidad Popular, las acciones solidarias en la dictadura, una corriente pequeña muy comprometida sobreviviendo desde el inicio de nuestra prolongada transición”.
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“La crisis de un acto político está normalmente asociada a contextos históricos y al desarrollo de procesos paradigmáticos que pueden ser conservadores o progresistas y la fenomenología política tendrá mucho que ver con una suma de variables que convergen o se separan. ¿Cuál fue la causa última del golpe militar en 1973 en Chile? No hay una causa única, atribuible sólo a la oposición al gobierno popular. También hay factores propios en la coalición política de la Unidad Popular. ¿Era una coalición homogénea? La historia indica que Allende nunca pensó, en realidad, en la instauración de un Estado socialista de corte tradicional. Chile no reunía condiciones para asimilarse a una nueva Cuba en el continente. Él lo entendía muy bien y ello quedó reflejado en su discusión con el MIR en Concepción, meses antes del Golpe, a propósito del lema “avanzar sin transar” cuando postula las bases de lo que debería ser la construcción de un Estado democrático y popular. Diversos políticos de izquierda, de carácter y formación más fundamentalista no estuvieron de acuerdo con esta idea y propiciaron el “asalto a la bastilla” y se equivocaron. Previamente, la “crisis de la democracia” antes del golpe militar tiene sus antecedentes en la incapacidad de los actores políticos de centro y centro izquierda de considerar alguna forma de convergencia. Entonces, el contexto histórico de dicha época 1964-1973 determinó claramente el accionar de los políticos y unos más que otros entraron en una espiral desastrosa de demagogia, violencia y enfrentamiento”.
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“¿Cuál es el contexto de estos 25 años de transición democrática desde 1990? Que las confianzas de la ciudadanía hacia los políticos que la han conducido ha ido decayendo en la misma medida que tales políticos se han alejado de ciertos estándares que han estado permanentemente en el imaginario social desde la vieja República. Por ejemplo, que la política es para servir y no para ser servidos; que actuar en política no implica aprovechamiento u oportunismos; que la política debe servir a la idea de justicia, igualdad y equidad, etc. Cuando estos parámetros no se cumplen hay como una etapa en que la gente brinda oportunidades para enmendar rumbos. Cuando ello no ocurre y se profundizan los abusos, entonces la desconfianza crece. Hoy la gente no confía en los políticos. Ese es un resultado”.
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"La crisis valórica y falta de ética política es una cuestión expuesta diariamente al debate público, se muestra en la frecuente información sobre hechos, nacionales e internacionales, que informan de conductas de personalidades o instancias políticas violatorias de los parámetros que miden la ética política, originándose en el centro del pensamiento del hombre, por falta de información, formación de conceptos y convicciones profundas en cada ser humano… actos contrarios al deber ser de la política y de su ejercicio…Los diagnósticos dan cuenta de una marcha negativa en cuanto a la ética en la conducta de los chilenos, como sujetos, como agrupaciones y como sociedad”.
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Producto de una nueva transparencia informativa
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“Conocimiento público de cómo los grandes empresarios del país han financiado a políticos de todos los sectores, convirtiéndolos en instrumentos de sus intereses”.
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“Hay una crisis valórica de desconfianza en la política, pero creo que es un problema más profundo que viene de antes, y que hoy se ha desatado en los medios, y que viene de la mano de todas las irregularidades que se han descubierto. Pero siento que en este país las escalas de valores están cambiadas. Y esto partió con Pinochet, porque yo a Chile regresé el año 1995 y me sorprendía enormemente que la gente hablara tan normalmente de detenidos desaparecidos, de tortura, se hizo parte del vocabulario normal. Y yo siento que a uno debiera dolerle el estómago cada vez que hablara de eso, y de los detalles que eso involucra, Y tampoco había un castigo social a la figura de Pinochet, sino más bien ideológico. Y cuando se supo que había robado, vino el castigo social. Entonces las escalas de valores están cambiadas, se castiga lo económico por sobre lo humano. Y esto ocurre hoy también”.
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Producto de una decepción por cambios insuficientes y por realpolitik
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“La valoración ciudadana de la política en Chile ha decaído debido a que las expectativas que tenía la ciudadanía en los comienzos de la democracia no se cumplieron o, por lo menos, no se cumplieron en el sentido en que se esperaba. La idea de una “justicia en la medida de lo posible” en el tema de los derechos humanos, que tantos elogios ha despertado en estos días en los medios políticos nacionales, es una clara demostración de esto. Una idea como esta socava las bases mismas de la moralidad pública y no se ve que los políticos chilenos se hayan percatado de esto”.
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“La política de los acuerdos ha sido otro factor determinante en la desilusión de la ciudadanía. La Realpolitik históricamente en todos lados ha tenido los mismos resultados, pues ella desdibuja los valores y posturas ideológicas de los diferentes partidos que entran en este tipo de acuerdos. Los compromisos implican transacciones que a veces tocan los principios mismos de la lucha de los partidos y eso, si bien puede ser comprendido con facilidad por los dirigentes, los militantes de base o los simpatizantes no lo comprenden. Las medidas que surgen como resultado de este tipo de acuerdos no dejan contentos a los ciudadanos y desilusionan a los que luchan por una causa. Las reformas actuales han tenido ese carácter, particularmente la reforma educacional”.
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“La causa de ella se instala con el gran quiebre político social que provoca el golpe y posterior dictadura, y se administra durante todos los gobiernos posteriores, para mantener las cuotas de poder de todos estos sectores, el orden institucional instalado y consolidado bajo dicho fin. Y esto de espaldas a la ciudadanía, ojala con la menor participación o con personas con la menor capacidad crítica posible, para que la cosa siga más menos igual. Así se han ordenado nuestras instituciones (iglesia, educación).Esta crisis genera desconfianza, desprestigio y desinterés por la política; perdiéndose la capacidad de asombro lo que es tierra fértil para populismos o corruptos”.
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Producto de la aparición de conductas reñidas con la ética
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“Los hechos de corrupción que afectan a la clase política y que generan una gran desilusión en los ciudadanos. También esto tiene que ver con la Realpolitik, porque ésta también genera distanciamiento de los propios políticos hacia los principios valóricos que deberían presidir su acción. Como hay un relajamiento de las fuerzas de cohesión ideológica en los partidos, los políticos comienzan a preocuparse más de conservar su poder u obtener beneficios y prebendas personales, que de entregarse a la lucha honesta y desinteresada por sus ideales”.
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“La crisis del financiamiento de la política que ha judicializado muy fuerte la actividad de los políticos. Sometidos casi todos al escrutinio de los fiscales con gran impacto mediático”.
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“La corrupción ética, incrementada por los que no creen en la democracia sino como un instrumento de su propio poder”.
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“Hay más bien una mirada crítica a los políticos producto de la percepción de corrupción en el financiamiento de las campañas. La gente ha condenado con fuerza este hecho y exige un nivel más alto de transparencia”.
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“La evidencia de importantes niveles de corrupción del sistema político principalmente en su relación con el mundo privado, asociados a los temas de financiamiento de los políticos, leyes hechas a la medida, etc”.
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“Reparto de cargos públicos o “beneficios” por cuoteo político, amiguismos, familiares”.
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“Por una parte, se ha evidenciado una relación promiscua entre mundo empresarial y dirigentes y partidos políticos, incluidos parlamentarios y autoridades de gobierno nacional, y locales.- Se han transparentado mecanismos y acciones concretas de financiamiento de empresarios que ponen en grave entredicho si efectivamente los elegidos(as) democráticamente sirven al pueblo o a quienes les financiaron por estas vías ilegales e inmorales. Por otra, se han conocido graves acciones de colusión empresarial para obtener mayores ganancias en perjuicio de los "consumidores", sin que el "sistema" lo haya impedido y efectivamente sancionado y, asimismo, se ha hecho patente que ciertas instituciones empresariales, como las AFP, tienen alta rentabilidad en perjuicio de los ciudadanos. Y la pregunta es si no hay relación entre esta "expoliación" y la relación íntima entre mundo empresarial y mundo político. Adicionalmente, quienes han cumplido labores de gobierno asumen cargos de "negocios", los altos sueldos de autoridades políticas y otros privilegios generan la sensación de "aprovechamiento" y de la política como camino para servicio propio. Junto a lo anterior, los medios de comunicación, en especial tv, activamente ponen el foco en "corrupción" y la "inseguridad ciudadana" en todos los campos”.
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“La política ha entrado en el mismo juego que todos nosotros. La igualdad de oportunidades se mide en función de disponer del dinero para acceder a ellas. Así los políticos esperan que su función les permita mejorar su nivel de ingresos para acceder a un mejor estándar de vida y eso en mi opinión distorsiona el concepto de servicio público, los empresarios por su parte piensan que la mayor eficiencia es lo que resuelve todos los problemas, incluidos los sociales, y confunden el país con una empresa. Lo anterior es lo que ha generado esta relación distorsionada entre empresarios y políticos, dinero y vocación de servicio, que se ha traducido en las actuaciones que han salido a la luz pública y que tanto nos han desilusionado de cómo funcionan las cosas en nuestro país”.
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“La evidencia de que existen grupos de poder (empresarios, algunas familias, la elite política) que resultan intocables frente a la ley. La idea de ciudadanos de primer y segundo orden”.
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“La lógica de la política como la entrega de prestaciones y servicios, en ese sentido clientelar; en desmedro de una basada en la concepción de derechos humanos”.
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“Transparentar la relación entre dinero y política es una cuestión fundamental para poner límites a diversas formas de corrupción. Esto es una constatación actual, pero el accionar político durante varios años se nutrió de muchas irregularidades y la ciudadanía no tuvo capacidad de influir en las regulaciones debidas, pero hoy esa influencia se ha dejado sentir. Hay otro factor relacionado con cambios culturalmente muy impactantes: hoy no se necesita –estrictamente- militar en un partido, en un sindicato o en una institución asociativa para estar mejor informados del acontecer diario y formarse una opinión propia. El fenómeno de las redes virtuales, que se desarrolla de manera exponencial constituye un espacio sustituto en donde los ciudadanos van construyendo su propia mirada de los hechos. Esto impacta de manera intensa el espacio natural de lo político y los partidos, todos, no tienen todavía una interpretación científica de este proceso y por lo tanto lo observan con cierta negación o temor”.
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“Chile ha vivido en el cinismo y tempranamente en la transición se observaron escándalos y abusos de los diferentes actores; las privatizaciones de última hora de Pinochet con los gremialistas de la UDI siendo co-dueños, las casas del dictador, el desfalco de militares grotescos con los Pinocheques y los carapintadas en la calle amenazando; y en la vereda “democrática” el fraude en las primarias presidenciales de la DC llamado carmengate, los millones en desmalezamiento de la refinería de Concón para campañas, muchos izquierdistas que se quedaron con bienes de ONGs y no lo traspasaron a fundaciones sin lucro, la captura de instituciones en el centralismo clientelar, la epidemia de negociados a nivel municipal con los contratos de áreas verdes y recolección de la basura que me tocó denunciar con los millones sobre la mesa en Rancagua en 1996 (gracias al apoyo de Mery e investigaciones), pero que la Justicia (entonces) no quiso investigar en sus redes hacia el centro del poder del duopolio (y en lo personal en vez de “héroe” pasé a ser un “desubicado sobreactuado”)”.
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“La crisis de corrupción es triplemente triangular: A.- de las instituciones del Estado, del mercado de privados que corrompen y compran políticos, funcionarios, reguladores, legisladores, y de la “mayoría” social que en dos décadas siguió votando por los que regalaban a mansalva y por muchos destituidos, encarcelados e investigados que volvieron en gloria y majestad. B.- A nivel central con abusos de lesa humanidad en el mundo uniformado (opacidad, enriquecimiento, privilegios pensionales), a nivel Parlamentario en la pérdida de autonomía de un tercio de los mismos (es mi juicio al estar allí dos períodos y ver cómo evitaban la mayor tributación eléctrica, el pago del predial en el agro y lo forestal, la demora de la TV digital para no afectar a los canales existentes a cambio de “salir en las noticias”, etc), y a nivel subnacional donde sistemáticamente un segmento de los municipios y los gobiernos regionales en base a conceptos de autonomía impiden terminar con los nichos de corrupción (basta eliminar la evaluación técnica de los proyectos, por sistemas de pre selección, dejando que decida el monto más barato entre empresas serias y honorables).C.- En coimas con comisiones ilegales que roban, el tráfico de influencias sobre todo de las 50 familias del poder en la derecha y la centro izquierda cooptada (la antigua oligarquía castellano-vasca que pervive y la nueva oligarquía fiscal al decir del historiador Edison Ortiz) con escándalos señeros como el pago de los sobresueldos en el MOP con las propias empresas a fiscalizar y los recientes Penta-Caval-Matte, Aguas Andinas pagando al director del canal de Piñera (entre tantos), y las omisiones lesivas que afectan a personas y comunidades por servicios no dados, negligencia y leyes no aplicadas o reformadas por los poderes fácticos que siguen administrando el modelo “corregido” pero no reformado ni superado por el triángulo virtuosos que “debiera venir” (más tributación para un Estado austero y efectivo descentralizado, más empoderamiento social con democracia participativa, mejores empresas con sindicatos fuertes”).
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“Sí, existe. La defino como la explosión de casos de corrupción y actuar negativo a nivel de representación, causado por la predominancia del interés particular por sobre el general, y repercute en desconfianza generalizada y explosión de movimientos sociales exigiendo cambios sustanciales (esto último no me parece negativo per se).”
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Crisis del poder presidencial
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“Chile es un país presidencialista y la Presidencia de la República juega un papel clave en los sentimientos y las opiniones de los ciudadanos. En este gobierno la presidencia ha perdido peso y la Presidenta ha perdido credibilidad”.
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Por cambios en las formas de hacer política
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“La desconexión y desconocimiento de la elite política de la realidad que se vive en los barrios, en la calle, en las regiones, cotidianamente en el trabajo; sobre todo en aquellos contextos afectados por graves situaciones de vulnerabilidad social”.
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“La pérdida del sentido profundo de la acción política como constructora de sociedad en beneficio de las personas”.
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“Debilitamiento del tejido social y desinterés por procesos participativos profundos”.
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“Creo que el principal problema es el abismo que separa a la sociedad de la política tradicional”.
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“Existe una disociación entre las élites y la ciudadanía, lo que se expresa en agendas desfasadas y tardía reacción frente a los tópicos que para la mayoría son relevantes”.
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“Interés de estas elites políticas de una ciudadanía pasiva, que acata, que hace como que participa pero dentro de mis reglas del juego, despolitizada, que si no está conmigo es mi enemigo, apelando a reservas morales (como haber sido una figura pública durante la dictadura). Por tanto, aportando al proceso de debilitamiento del tejido social que se ha dado por las distintas y complejas realidades socioeconómicas de significativos sectores del país”.
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“Una democracia sustentada en quienes son parte de estos grupos de poder, en quienes lo administran y financian para su propio beneficios”.
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“La clase política nacional, se ha visto gravemente mediocrizada; primero por la falta casi total de desarrollo de un discurso innovador y contemporáneo, de un ideario que acompañe la evolución de la sociedad hacia un estado de convivencia que represente las aspiraciones de la ciudadanía. Sin embargo ha ocurrido prácticamente lo contrario. Las demandas sociales no son cumplidas al sufrir malversaciones de diverso calado, revelando los intereses que una élite principalmente económico-comercial ejerce sobre dicha clase política”.
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“Cuando nos remitimos a la política de antes, ella era muy cercana, desde las bases. Pero pienso que el mundo social y político se desconectó. Dejaron de conversar. Y creo que eso se tiene que recuperar. Tenemos que volver a escuchar. Creo que esto se debe a que en un momento se concentró en sacar adelante el buque del Estado y nos centramos en sacar proyectos, y dejamos de dialogar. Es cierto que está hoy el tema de la corrupción de la política, pero pienso que estos proyectos que hemos aprobado en la línea de la transparencia van a ser muy buenos para Chile”.
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“¿Somos todos responsables, somos nosotros mismos los artífices o pensaremos más bien que hay alguien o “alguienes” a quienes les favorece este desprestigio, manos ocultas que guían los hilos con una intención maquiavélica y oscura, de la cual no tenemos conciencia?”
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“De todas maneras cabría preguntarse si en nuestro imaginario colectivo alguna vez la política o los políticos gozaron de algún prestigio. Carlos Monsiváis define la noción de Político como “el-que-todo-lo-hace-con-tal-de-subir-y-a-todo-llega-con-tal-de-quedarse”, y esta concepción, junto con la del corrupto, es bastante más recurrente que la del “loable y admirable servidor público”, que sólo llega cuando el servidor está fenecido, y donde se instala una vez más el dicho popular “no hay muerto malo”.
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“Es difícil entender y explicar este fenómeno, donde los mensajes de doble vínculo: “necesitamos la política, sin partidos una democracia se hace imposible”, y al mismo tiempo “la política es sucia, cochina”, creamos un mundo social esquizofrénico”.
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“La exigencia de transparencia ha exigido mayor probidad, honestidad y buen desempeño de parte de los políticos y partidos políticos. Las personas no son peores que antes, están más exigidas de ser probas y honestas. Eso supone mejorar los padrones de responsabilidad, buen trabajo, eficiencia y buen uso de los recursos. Ahora sabemos más que antes, gracias a las políticas de transparencia y la labor inquisidora de los MCS. Los espacios privados se han reducido y aumentado los públicos”.
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Herencia de la dictadura
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“La degradación producida por la dictadura y que se expresa en el sistema construido por ella. Mientras no haya una recomposición del mapa político no va a haber salida. Pero mientras tanto está roto el diálogo pues no hay interlocutores válidos para las inquietudes y molestias de la sociedad. Esto lleva a un desprestigio profundo de toda la obra de la transición, siendo honestos y viendo que arranca esta transición bajo la dictadura, en el modelo económico firmado por Büchi y el institucional firmado por Guzmán, cuya obra ha sido revisada, corregida y aumentada por los posteriores gobiernos hasta el actual en que se intentó la refundación socialista del país pero sin contar con una democracia sólida y legítima donde el binominalismo ha servido de excusa a ambos bandos para no crecer. Actualmente tanto la derecha como la izquierda han perdido sus relatos, no sabemos a qué juegan y dan la sensación al ciudadano de a pie que son más de lo mismo. Esta desvalorización de lo político retrotrae dolorosamente a los tiempos de Pinochet y su mirada despectiva y sancionadora con la política. La paradoja es que esta disconformidad y molestia va acompañada de una satisfacción en lo personal y un acomodo del chileno al modelo económico al cual se le piden cambios pero no se está completamente dispuesto a desmantelarlo”.
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Pérdida de valor de las ideas
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“La poca importancia de las ideas en un ambiente movido por los intereses”.
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Pérdida de la centralidad de la política
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“A la política le afecta su pérdida de centralidad. Es menos importante que ayer, sobre todo cuando se centra sólo en el Estado, pues también perdió centralidad. La sociedad, las comunidades y los ciudadanos no la perciben como indispensable para el cumplimiento de sus roles o la satisfacción de sus intereses y necesidades. Es una nueva sociedad, la de la modernidad líquida fuertemente individual y fuertemente individualista. Hay que distinguir entre esos dos fenómenos uno parte de una modernidad y el otro el triunfo de una concepción neoliberal. La ética y la política no siempre se les concibió como relacionadas o menos como integrada. Basta recordar a Machiavello cuando dice algo así como si el acto acusa, el resultado excusa. La ética y la política son parte de lo contemporáneo. En Chile que tiene parámetros más altos, ésta hoy exige su integración. Esto es consecuencia, defensa de principios – aunque no se compartan-. En términos weberianos el adecuado complemento de las éticas de la convicción y de la responsabilidad. Por otra parte en Chile la política se banalizo, con excepciones naturalmente. Una política contingente, a ratos mediocre y cada vez más populista y falta de personalidad. El Congreso aprueba sin debate y meditación. El Gobierno propone con suma desprolijidad y sin visión de futuro y previsión de las consecuencias de lo que hace. En resumen una política que no orienta y que por tanto no ordena”.
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Crisis por escasez de recursos del Estado
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“Las causas de esta crisis pueden ser muy variadas. ¿Por qué las políticas públicas pueden parecer débiles? Porque no cuentan con recursos suficientes. Véase el caso de salud, educación y vivienda. ¿Por qué la debilidad? Porque se requieren ingresos nuevos. Entonces, emerge la propuesta de nuevos tributos. Pero sin un consenso suficientemente trabajado, la idea puede generar más problemas que facilidades. En suma: esto es una variable de orden económica, asociada además a las limitaciones del mercado mundial en un escenario de retroceso y si el precio del cobre cae, caen también los recursos de las políticas públicas. Otro factor que influye son los agotamientos de modelos de acción política”.
Análisis de las causas de la crisis valórica de la política
Podemos considerar que las distintas especificaciones pueden ser vistas como aspectos o caras de ella, y las vinculaciones que existen entre estas caras. Así, la crisis de confianza entre la sociedad y la política y hacia los políticos se conecta o surge de una crisis de credibilidad. De la crisis de confianza puede derivar una crisis de representatividad. De la duda de representatividad se desprende una potencial crisis de legitimidad.
La crisis de confianza se puede basar también en la falta de coherencia: entre el discurso y las prácticas; entre el discurso público y el privado. La crisis de valoración ciudadana respecto de la actividad política puede ser consecuencia de todas las anteriores.
Seleccionamos algunas declaraciones que especifican todos los cuestionamientos anteriores:
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los hechos de corrupción que afectan a la clase política y que generan una gran desilusión en los ciudadanos;
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relajamiento de las fuerzas de cohesión ideológica en los partidos;
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los políticos comienzan a preocuparse más de conservar su poder u obtener beneficios y prebendas personales que de entregarse a la lucha honesta y desinteresada por sus ideales;
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crisis del financiamiento de la política;
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corrupción ética;
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corrupción en el financiamiento de las campañas;
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reparto de cargos públicos o “beneficios” por cuoteo político, amiguismos, familiares;
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relación promiscua entre mundo empresarial y dirigentes y partidos políticos, los empresarios piensan que la mayor eficiencia es lo que resuelve todos los problemas, incluidos los sociales, y confunden el país con una empresa;
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la evidencia de que existen grupos de poder (empresarios, algunas familias, la elite política) que resultan intocables frente a la ley;
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la lógica de la política como la entrega de prestaciones y servicios sentido clientelar en desmedro de una basada en la concepción de derechos humanos; Chile ha vivido en el cinismo y tempranamente en la transición se observaron escándalos y abusos de los diferentes actores;
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los políticos vistos como una “casta” que actúa persiguiendo sus propios intereses, y no los de sus representados, y que se ha rodeado de beneficios y privilegios; que su objetivo es solamente el poder;
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el ámbito de lo político se asocia con lo sucio, lo putrefacto, lo enfermo, lo infectado.
Otra caracterización de las causas se focaliza en los valores propios de su quehacer, de los que presiden y guían su accionar, señalando que: se impone el pragmatismo, el oportunismo y el apego a los cargos. No hay ideas sino eslogans, frases hechas y programas livianos. Se funciona por poderes fácticos. Constatamos cómo unas causas aparecen tanto como causas y como consecuencias de otras.
De la desvalorización de la política emerge –a la vez que es consecuencia- que los mismos políticos dicen “yo no soy político”, en una lógica de autonegación, que parece contribuir a la desconfianza ciudadana.
También se comprende la crisis desde la sumisión a poderes fácticos, al acceso a la riqueza en el ejercicio de sus funciones o colateral a ella; al gran quiebre político social que provoca el golpe de estado y posterior dictadura; a la decepción por cambios insuficientes y realpolitik; A la política de los acuerdos, alas transacciones, de espaldas a la ciudadanía; a la convicción de los sectores dominantes de que sus intereses y posiciones deben ser protegidos como cuestión prioritaria, a la imposición vertical y agresiva de un modelo social y económico, que no tiene que ver con nuestra tradición cultural. En todas estas causas se manifestaría una debilidad, sea ante el poder del sector dominante o ante la tentación de la riqueza –también ofrecida por el sector dominante. Esta debilidad puede conectar con la crisis de valoración.
Luego, la crisis también es atribuida a cambios en los marcos de referencia del quehacer político: pérdida de las referencias ideológicas; ausencia de proyectos históricos; fin de las ideologías o las utopías (y consecuente desplome del horizonte ético de la política; crisis de sentido de responsabilidad por los asuntos de la Polis, por la vida en común; individualismo –o conciencia enajenada de separatividad; ideología reduccionista de la competencia y el egoísmo asociada a la lógica del tener, del lucro, del mito del crecimiento económico ilimitado; aplicación de un modelo económico-social-cultural neoliberal; un individualismo exacerbado que relega la solidaridad, la cooperación o la orientación hacia metas comunes a espacios muy restringidos; ausencia de una sabiduría para enfrentar la complejidad de la existencia y situación humana; vivir el postmodernismo, que es la imagen del espejo quebrado; pérdida del sentido profundo de la acción política como constructora de sociedad en beneficio de las personas; debilitamiento del tejido social y desinterés por procesos participativos profundos; abismo que separa a la sociedad de la política tradicional; disociación entre las élites y la ciudadanía; una nueva transparencia informativa; crisis de liderazgo, resultado de los cambios en las formas de hacer política, falta de un discurso innovador y contemporáneo; pérdida de la centralidad de la política y escasez de recursos del Estado.
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Podemos observar que una cantidad relevante de respuestas en este último bloque se pueden conectar con las respuestas a la pregunta dos, sobre si esta crisis obedece a una crisis mayor. De hecho, estas últimas causales responden a elementos de crisis mayores.
¿Qué efectos o consecuencias trae la crisis valórica?
La hipótesis de que existe una crisis, aunque se caracterice desde distintos descriptores o diferentes especificaciones, o dimensiones, y se la atribuyan diversas causas, alcanza su dimensión práctica en la visualización de las consecuencias de ella.
A continuación se presentan las consecuencias visualizadas por quienes participaron en el Estudio, habiendo los autores del estudio generado un título que busca representar lo central de la consecuencia señaladas por éstos, bajo cada cual se reproduce la respuesta completa, y al final se realiza una reflexión o análisis ocupando sólo los títulos consignados.
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Paralización de la sociedad
“Una sociedad en la cual se instala la desconfianza se paraliza y resulta muy difícil tomar acciones”.
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Pérdida de valores compartidos
“Dañó el sustrato de valores compartidos que debería regular la convivencia social y hacer predecible la conducta política. El efecto de esto es un deterioro del concepto de autoridad y, en los hechos, existen muy contados liderazgos, ninguno capaz de articular mayorías como lo demuestran las encuestas. El razonamiento parece simple: si nadie es confiable, tampoco lo son las declaraciones o los compromisos del discurso a que cada uno convoca. Sin valores comunes y por simple prudencia, la desconfianza es el paradigma común que define hoy nuestra cultura y forma de relacionarnos en la política y, por extensión, en todas las formas de convivencia social”.
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Estado de ánimo colectivo de tensión, expresado en agresividad
“Si los principios fundantes de nuestras relaciones son la desconfianza y la competencia; el permanente estrés que ambos generan, produce un estado de ánimo colectivo de tensión, expresada en la agresividad, desconsideración por el prójimo, irritabilidad por motivos fútiles y aún agresividad, fácilmente observables en la vida urbana de cualquier gran o mediana ciudad del país. Así las cosas, los espacios de reflexión, análisis, crítica fraterna o autocrítica en función de algún ideario que defina parámetros de lo aceptable y lo inaceptable en la conducta que construye el hacer político, se han minimizado. Prima un pragmatismo orientado a metas cortoplacistas en las cuales el beneficio propio debe estar muy claro antes de comprometer acciones”.
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Subordinación al imperativo del éxito
“En la competencia permanente, los individuos se aíslan y el temor a la derrota o el fracaso termina subordinando las relaciones e interacciones cotidianas a las metas específicas a través de cuyo logro los individuos se validan. En ese contexto los básicos valores de honestidad, transparencia, lealtad, laboriosidad, etc.) se subordinan a la urgencia de responder con éxito a los imperativos del sistema y aquello hace que aún los espacios de refugio individual (familia, amigos) ocupen un segundo plano en las prioridades que determinan la acción. Esto se expresa, ante la inminencia del fracaso en el gobierno y la ausencia de propuesta alternativa en la oposición, en un debate público pobre, básico en términos de ideas y caracterizado por la total falta de pudor, incluso para desdecirse hoy de lo que se afirmó ayer. Ejemplo evidente: los líderes de la Nueva Mayoría que se desentienden del compromiso con el programa político del gobierno de Bachelet, aunque –en teoría- la razón de ser la alianza era… cumplir esos compromisos programáticos”.
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Adhesión transversal a los valores del neoliberalismo
“Sus causas son la adhesión transversal en la clase política a los principios y valores del neoliberalismo impuestos por la dictadura. Izquierda y derecha son, en materia política, meras referencias vacías de contenido. O, en el caso de la “izquierda” y sus aliados, pleno de un compromiso con el neoliberalismo encubierto en una retórica falsa. La adscripción política se convirtió en espacio para construir beneficios individuales, subordinando los intereses de los ciudadanos a los intereses locales y globales de la empresa privada y el sistema financiero a los cuales la clase política sirve de diversos modos”.
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Anomia social y descompromiso con el servicio público
“Esta crisis tiene impacto sobre el campo social, asumido como tal la relación entre la clase política y la ciudadanía, un clima de creciente anomia, que se expresa en la convivencia nacional desde formas burdas, tales como la creciente violencia urbana, hasta el descompromiso con el servicio público expresado en la chambonería permanente con que se toman o comunican decisiones (Ejemplo reciente: se designa un subsecretario y una vez comunicada dicha designación la medida debe retrotraerse pues el designado tenía problemas de desempeño ético que explican su marginación del quehacer académico en una universidad privada); la forma negligente en que se implementan políticas o se abordan proyectos de interés público (ejemplo burdo: el puente Cau-Cau) y la ineficiencia de la comunicación entre el Estado y la ciudadanía que potencia y multiplica la desconfianza entre gobernantes y gobernados (Ejemplos: Soquimich, Caso Dávila, colusiones, caso salmones en Chiloé, etc.). El impacto de todo lo anterior sobre la calidad de la democracia es evidente: en la última presidencial participó el 60% del padrón electoral y no es improbable que en los procesos electorales próximos, esa participación se reduzca aún más”.
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Debilitamiento de los valores de la política y del compromiso que los individuos tienen con ella
“Esto viene a significar un debilitamiento de los valores de la política misma y del compromiso que los individuos tienen con ella. La clase política en su propósito de llevar adelante sus acciones (leyes, medidas administrativas, etc.) se desvincula de la ciudadanía, que sigue fiel a sus causas y busca darles cauce por otros medios, como las redes sociales o las manifestaciones callejeras. Lo que ha ocurrido con las AFP es una evidente muestra de este distanciamiento. Una causa que debería haber sido impulsada por los partidos, es retomada por los ciudadanos y los partidos quedan a la zaga. Con estos desajustes es obvio que se va a producir una crítica y una desafección de la ciudadanía hacia los partidos”.
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Inexistencia de lo propiamente social, de lo común, y predominio del “sálvese quien pueda”
“El alcance de esta crisis es profundo (inconsciencia generalizada de los “por qué..” ) + transversal (afecta a todos los sectores empoderados ) + difícil /dificultosa de visualizar ( en toda su amplia expresión ) y más aún de superar ( por falta de referenciales prácticas y/ Otras propuestas ejemplares… Mi interpretación de esta crisis es que cada Comunidad Humana – y a distintos niveles- es capaz
(“soberanía” y “ciudadanía” lo llamamos desde la plena vigencia del derecho en democracia…) de construir/destruir sus modos de vida. La(s) Cultura(s), la Educación y sus múltiples expresiones son determinantes y causa principal de los “para qué”, los “por qué” y los “cómo” se Vive…. El impacto tiene esta crisis sobre el campo social, sobre la convivencia nacional y la calidad de la democracia es alto y peligrosamente cuasi-definitivo…..aunque esperanzadoramente ..No Fatal… En el campo social y económico = las enormes desigualdades, exclusiones, discriminaciones y vulneraciones…; la inexistencia de lo propiamente social, de lo común, de los Otros…; el predominio del “sálvese quien pueda…a cualquier precio y premiando la excelencia en la competencia”. En el campo de la convivencia nacional (más importante y sentido en lo local-barrial-regional…salvando por poco “lo familiar.” (¿) ), las distancias, las desconfianzas , las desintegraciones , las desconsideraciones … En la calidad de la democracia, la creciente erosión de la legitimidad y auto inculpación de autoridades, la pérdida de legitimidad-credibilidad de la institucionalidad del sistema ( ¿estado de derecho..?) , en fin de la llamada “gobernabilidad democrática..”.. …
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Sopor inconsciente, sin imágenes oníricas, respecto al Bien Común
“Hoy el sueño de la Democracia tal como nació en Grecia está suspendido, casi roto. Digamos que asistimos a una suerte de sopor inconsciente, sin imágenes oníricas, respecto al Bien Común, que es la aspiración a un convivir empáticamente. Hoy parecieran atrofiadas nuestra neuronas espejos (las neuronas de la empatía, de las relaciones de colaboración, respeto, equidad y confianza), aquellas que nacieron –se auto construyeron- implicadas a lo humano en el compartir experiencias; esas experiencias que en nuestra deriva evolutiva suspendimos en el Lenguaje para así otorgar más belleza e intensidad a nuestro vivir, creando cultura. Los seres humanos, a diferencia de lo que nos han dicho los Hobbes y Locke del mundo moderno, no somos pura competencia- que la hay, sin duda, no en vano somos un “embutido de ángel y bestia”, como gusta decir Nicanor Parra-, sino también somos empatía y colaboración.
Hoy, en cambio, muchos moran unilateralmente en el ánimo individualista, en el desprecio al otro, en el sin respeto, cuyas expresiones cotidianas vemos en las conductas de “moros y cristianos”, de muchos políticos, de muchos empresarios y de muchos ciudadanos, pero no todos.
Por eso, estamos siendo incapaces del buen diálogo democrático para construir un mejor espacio común, para convivir en la solidaridad social; hemos perdido la capacidad de asombrarnos y de actuar en consecuencia ante el abuso y la competencia desbordada; o simplemente carecemos de competencias para comunicarnos, que es poner sentidos y prácticas en común. Ahí radica lo más profundo de nuestra crisis”.
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Existirá transformación socio-económica y política gracias a la mayor firmeza de distintos actores sociales
“Esta crisis no quedará en lo anecdótico y existirá transformación socio-económica y política gracias a la mayor firmeza de la Judicatura (Fiscalía, policías y jueces), medios independientes en que destaco El Mostrador, El Desconcierto y radio Bío-Bío entre otros, y los movimientos sociales que han salido a la calle con conciencia de lograr cambios y crear una nueva alternativa socio política. La razón de la corruptela viene del siglo XIX con el despotismo reaccionario de la coalición portaliana con su capitalismo monopólico (Ramírez Necochea, Gabriel Salazar), acostumbrados a hacer negocios, pagar pocos impuestos, vivir de la renta de recursos naturales en el “país commodity” (oro y plata de Chañarcillo, salitre, cobre), repartirse el poder y abusar del mismo en la imagen del cenáculo nocturno de los barones de Santiago que bien sintetiza A. Jocelyn-Holt en “el peso de la noche”. Así se funda la triangulidad de la decadencia en América latina con sus diversos grados nacionales: corrupción+ baja tributación + economía primario exportadora basada en la hacienda o la minería= desigualdad y falta de servicios. A nivel de teoría de juego de actores claves se observa como nudo crítico la auto inhibición de las instituciones en investigar y actuar por captura de las misma en las redes de poderosos; la mayoría de los casos se han conocido por el “despecho” de los contadores “impagos” o por miembros arrepentidos más que por acción de las superintendencias o Contraloría. Los escándalos y el actuar de las elites ha generado anomia política, lo que podríamos sintetizar como un descrédito de la política y las instituciones, combinado con la legitimación del discurso anti-estatalidad y pago de impuestos ante los abusos y corruptelas, creando un sentimiento de malestar profundo que se expresa en protesta, pero alto recelo a organizarse y confiar en fuerzas políticas emergentes o disidentes”.
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Las democracias deberán reacomodarse a la capacidad para organizarse a través de las redes sociales
“Me parece que tiene un impacto grande, porque las democracias deberán re acomodarse a una situación en la que las personas tienen capacidad para organizarse y coordinarse crecientemente a través de las redes sociales, en que la revolución digital hace que toda la información sea mucho más transparente, pero, simultáneamente, quienes actúan por esos medios tampoco tienen la representación de la comunidad, y, por lo tanto, la democracia debe buscar medios para devolver la representatividad a quienes actúan en política por mandato popular, y no que la política sea dictada de manera vociferante por quienes no tienen ninguna responsabilidad ulterior respecto de sus dichos”.
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La ciudadanía espera que al menos alguna entidad emerja como un punto de referencia en el cual sostenerse
Las consecuencias abarcan a las instituciones del Estado y otros poderes. Se consolida como crisis porque la ciudadanía espera que al menos alguna entidad emerja como un punto de referencia en el cual sostenerse. En tiempos de la dictadura militar, con un accionar político represivo, la confianza ciudadana estuvo puesta en la Iglesia y en el movimiento de DDHH. En tiempos de democracia, se asume que habrá problemas en más de alguna parte pero si las instituciones funcionan y son rigurosas la sociedad puede estar tranquila. El problema es cuando las instituciones en su conjunto no dan confianza. La Iglesia ha perdido un crédito fundamental, por los temas de pedofilia y su retorno (en el caso de Chile) a un relato conservador. Los partidos políticos dejaron de ser un referente confiable. Y lo mismo con la Justicia y otras instancias. Hay una sensación de que las instituciones no son suficientes y entonces un resultado es el ensimismamiento ciudadano y la búsqueda de refugio en lo que dé confianza y esos refugios son muy acotados, la familia, ciertos núcleos de amigos y no mucho más y la suma mayor es la apatía con ciertos procesos. Sin embargo, esa misma ciudadanía ha encontrado canales para expresarse de manera contingente en forma autónoma de tales referentes. Es un dato de la causa que los gremios sindicales, partidos políticos y organizaciones estudiantiles que han tenido un protagonismo social no tuvieron casi ninguna ingerencia en las recientes marchas ciudadanas masivas en relación con el tema de la previsión social y tales marchas obligaron a las instituciones (públicas y privadas) a moverse en un sentido positivo hacia sus demandas. Entonces estamos frente a un escenario con movilidades diferenciadas en donde claramente los actores políticos tendrán que enmendar rumbos o la sociedad irá buscando, con errores y aciertos, un discurso de orden y homogeneidad.
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No se trata de una crisis de contención o de estancamiento; todo esto está implicando un dinamismo cuyos resultados son de mediano y largo alcance.
“Pensando en las consecuencias, hay diversos factores en juego con fuerzas conservadoras que juegan a un estancamiento o retroceso de procesos de cambios. Otros, apuestan a una radicalización de los escenarios. Son dinámicas extremas. La mayoría de los procesos van por el medio, a través de propuestas más gradualistas. Cada una de estas manifestaciones tiene impactos diversos en el campo social y en la convivencia interna. Una sumatoria de hechos pueden desencadenar movimientos tan expansivos como los liderados por los estudiantes en el 2011 o en relación con la salud, movilizaciones en favor de remedios para enfermos terminales (Ley Ricarte) pueden culminar rápidamente con una legislación favorable, como la Ley 10.850 (Sistema de Protección Financiera para Diagnósticos y Tratamientos de Alto Costo, con cobertura universal). En el presente año las masivas manifestaciones ciudadanas en contra del sistema de AFP indican claramente que la sociedad no está dispuesta a resignarse con ciertas injusticias estructurales que están instaladas. Estas movilizaciones ciudadanas tienen capacidad de expresarse y de obligar al Estado a desarrollar soluciones. Entonces, no se trata de una crisis de contención o de estancamiento. Todo esto está implicando un dinamismo cuyos resultados son de mediano y largo alcance”.
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La política al perder su representatividad social da lugar a movimientos espontáneos que pueden generar un verdadero caos
“Todo esto tiene repercusiones múltiples. La más evidente es el desinterés de los ciudadanos en participar de elecciones. Todo empieza a ser decidido por minorías interesadas en la política y no por la ciudadanía. La participación baja afecta la legitimidad de los cargos de poder obtenidos por elección. Esta deslegitimación puede tener graves consecuencias en el futuro. La política al perder su representatividad social da lugar a movimientos espontáneos que pueden generar un verdadero caos si no se llegan a encauzar por las vías institucionales”.
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La gente está contenta con sus vidas y descontenta con el rumbo del país
“En cuanto a los efectos o consecuencias, la sociedad vive su vida, las encuestas demuestran que la gente está contenta con sus vidas y descontenta con el rumbo del país. Naturalmente esta situación afecta a la calidad de la democracia, como se podría medir en los altos niveles de abstención que observaremos en las próximas dos elecciones”.
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Chile ya sabe que su democracia puede caer. Que nada es irreversible
“Esto genera efectos preocupantes. Distancia ciudadana excesiva. Una oportunidad para el populismo y la irresponsabilidad. Chile ya sabe que su democracia puede caer. Que nada es irreversible”.
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Impacta todos los dominios de nuestra existencia, en la convivencia y en la calidad de la democracia
“Esta crisis impacta todos los dominios de nuestra existencia: en la profundización de la inequidad social, en la convivencia de los unos y los otros y en la calidad de la democracia. Con desconfianza y desamor no hay vivencia democrática posible, aunque, afortunadamente, el único antídoto para la desconfianza y el desamor es profundizar en el relacionamiento democrático (la democracia, lo sabemos, es mucho pero muchísimo más que ir a votar cada cuatro o seis años). Por eso, es tan importante profundizar en la vivencia democrática: en la interacción basada en el respeto, en la apertura a la participación ciudadana genuina, en depositar la representatividad en políticos sinceros, que quieren cambiar el mundo para mejor, y no en políticos que solo quieren mal administrar lo realmente existente, sin sueños, incapaces de orientar y marcar un rumbo de sentido. Como paréntesis, la única manera de sobrellevar la crisis es habitar en micro-climas emocionales: morar en las redes de seres queridos y cercanos, con ellos co-construir relaciones sanas basadas en la confianza y el respeto, y vivir en la austeridad y simplicidad voluntaria (esto es, ser coherentemente ecologista). Ya estar responsablemente ocupados (sin ansiedad ni enojo, obviamente) de los asuntos de la polis, de la Política en su sentido amplio y noble, del ejercicio del poder –que está siempre ahí, en todas las relaciones- para cambiar las cosas en la vida cotidiana con el fin de co-construir un país más democrático y sustentable, más justo, más amable”.
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Afecta casi todos los campos de la sociedad chilena, pues cuando hablamos de valores estamos frente a los sustentos más característicos de nuestra manera de vivir
“Esta crisis afecta casi todos los campos de la sociedad chilena, pues cuando hablamos de valores estamos frente a los sustentos más característicos de nuestra manera de vivir. El individualismo por sobre la cooperación o la solidaridad, la competencia por sobre la colaboración, la codicia y la avidez por el dinero como principal motivación, la disposición prioritaria al enriquecimiento por sobre el servicio, son manifestaciones de una sociedad que abre paso a la corrupción en sus diversas formas y agita la agresividad como un valor. La falta de rigor en las profesiones, la ausencia de visiones integradoras del ser humano, el fanatismo desatado, son pilares de un modo de vivir que da paso a la violencia como estilo permanente. Por ejemplo, el combate a la delincuencia se hace solo pensando en mecanismos represivos y no en mecanismos integradores y que valoren otros principios orientadores de la conducta humana. La crisis es más aguda, en el sentido de notoria y acuciante, en materia política, pero en verdad el sustrato ético de la sociedad es el que está en crisis, por lo tanto, afecta o se refiere a todos los ámbitos sociales de igual manera. Pensemos por ejemplo en el deporte: el público no va suficientemente al estadio a ver los deportes, pero eso no tiene importancia para los dirigentes, porque los deportes masivos reciben utilidades por la tv y los demás no dan utilidades de ninguna especie. Es decir, no se trata de valorar o promover el deporte como un aporte a la cultura y al desarrollo del pueblo, sino de activar los negocios que son convenientes para algunos. Este ejemplo puede multiplicarse. Estamos frente a una sociedad que premia y financia lo grosero, lo espectacular, lo agresivo, por sobre el arte, la poesía. Nuestra sociedad destina más recursos a los armamentos y mantener fuerzas armadas y policiales equipadas (aunque ineficaces e inútiles) que a otros aspectos constructivos. ¡Y qué decir de la educación! Todo lo que se discute es económico, sin pensar en lo sustantivo del proceso educacional. De esto podríamos escribir muchísimo, así es que paro aquí”.
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Subdesarrollo de la democracia, y limitaciones en los proyectos de vida
“La situación que vivimos lleva a un aislamiento individual, a un cierre de los grupos, las redes, las propias propuestas de desarrollo personal y cambio cultural, con sus consecuencias en el subdesarrollo de la democracia, la degradación del medio ambiente, y las limitaciones en las realizaciones y los proyectos de vida”.
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La sociedad quiere abordar nuevos temas antes intocados
“Yo diría que Chile ha cambiado. Los temas valóricos como matrimonio igualitario, aborto, temas que hace algunos años era impensable tocarlos, pero hoy la sociedad quiere abordar todos los temas”.
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Pérdida de legitimidad-credibilidad de la llamada “gobernabilidad democrática
“El impacto de esto en la sociedad y en la calidad de la democracia es mucho y peligrosamente cuasi-definitivo…..aunque esperanzadoramente ..No Fatal… En el campo social y económico = las enormes desigualdades, exclusiones, discriminaciones y vulneraciones…; la inexistencia de lo propiamente social, de lo común, de los Otros…; el predominio del “sálvese quien pueda…a cualquier precio y premiando la excelencia en la competencia”. En el campo de la convivencia nacional (más importante y sentido en lo local-barrial-regional…salvando por poco “lo familiar.” (¿) ), las distancias, las desconfianzas , las desintegraciones , las desconsideraciones …
En la calidad de la democracia, la creciente erosión de la legitimidad y auto inculpación de autoridades, la pérdida de legitimidad-credibilidad de la institucionalidad del sistema ( ¿estado de derecho..?) , en fin de la llamada “gobernabilidad democrática..”
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Genera desconfianza, desprestigio y desinterés por la política
“Esta crisis genera desconfianza, desprestigio y desinterés por la política; perdiéndose la capacidad de asombro lo que es tierra fértil para populismos o corruptos.Esto junto con un interés de estas elites políticas de una ciudadanía pasiva, que acata, que hace como que participa pero dentro de mis reglas del juego, despolitizada, que si no está conmigo es mi enemigo, apelando a reservas morales (como haber sido una figura pública durante la dictadura). Por tanto, aportando al proceso de debilitamiento del tejido social que se ha dado por las distintas y complejas realidades socioeconómicas de significativos sectores del país”.
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En los barrios vulnerables se vive una realidad paralela… no podemos esperar que esta ciudadanía valore el diseño de la política actual
“Creo que el escenario se complejiza cuando uno baja a la realidad de los barrios vulnerables; donde mi experiencia e impresión es que se vive una realidad paralela, de la cual la mayor parte de la sociedad no es consciente (o no quiere serlo), porque se enfrenta a lo más oscuro de nosotros. Por ejemplo, la realidad de niños y niñas abusados o explotados sexualmente, que están fuera del sistema educacional o de salud, con familias que no tiene recursos (materiales, proteccionales, de cuidado) para contenerlos, donde ni siquiera están cubiertas las necesidades socioeconómicas básicas. No podemos esperar que esta ciudadanía valore el diseño de la política actual, que se sientan parte de un Chile que poco y nada les ha dado. Y esto también encuentra eco en el modelo neoliberal, que exacerba el tener por sobre el ser, la mirada individualista por sobre el bien común, que devora todos los recursos a su alrededor sin importan las consecuencias (como el medio ambiente). Estos temas de fondo también afectan al ciudadano medio, donde su preocupación principal es llegar a fin de mes, para lo cual cuido mi pega bajo cualquier condición, miro solo a mi familia, porque no me puedo preocupar de el de al lado”.
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Una sociedad cooptada por los poderes fácticos y sus cómplices
“La "compra" de decisiones por la vía de los esquemas del financiamiento de la política, esencialmente expresado en recursos entregados "a diestra y siniestra" para las campañas y candidatos de uno u otro lado del espectro ideológico, sólo ha venido a enlodar el ambiente por completo. Pareciera que el interés económico ha sido mutuo. La corrupción es tanto del que recibe como del que entrega. Finalmente de un tiempo a esta parte hemos asistido al rebalse de la alcantarilla nacional, prácticamente en todos los ámbitos de la sociedad. La vida institucional, comercial, ideológica, deportiva, militar, religiosa, educativa, económica, judicial, se "maleó" en este país produciendo efectivamente una de las crisis ético-morales más profunda de nuestra Historia. Todo en un estilo y forma bastante particular, podríamos decir "chilensis", eufemística y legal...se han formalizado esquemas para que todo aquello que resulta "irregular" o abiertamente delito, se vuelva plausible. Por otra parte, se produce una suerte de endogamia al tratarse de una ambiente pequeño con protagonistas que son parientes políticos o directos, que fueron más o menos a los mismos colegios y veranean en los mismos balnearios. Esto permite "hacer política" de espaldas a la ciudadanía. Y ante las frustraciones populares, alegar medidas de lo posible, crisis de todo tipo, imposibilidades administrativas, todo en un lenguaje críptico sobre el cual la ciudadanía aplica un "laissez faire" por cansancio e imposibilidad de protesta viable. Pleno apoyo de unos medios de comunicación unívocos que no dejan espacio para debate alguno y por el contrario, difunden muchas veces a priori los eventuales resultados de aquellas presiones fácticas...Se trata entonces de una sociedad cooptada por los poderes fácticos y sus cómplices”.
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Aumentará la abstención y pueden aparecer líderes populistas
“Esto aumentará la abstención y pueden aparecer líderes populistas de cualquier signo que llamen a barrer con todo. También traerá un nivel de exigencia mayor”.
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Solitarios, temerosos y desconfiados en una selva sin dios ni ley
“El impacto ha sido muy fuerte en el ámbito de nuestras relaciones sociales. Nos vemossolitarios, temerosos y desconfiados en una selva sin dios ni ley.
El impacto es muy fuerte en el campo político, luego que se hizo visible el contubernio entre los políticos y los empresarios corruptos, pues nosotros depositamos, con cierto grado de inocencia, nuestra confianza en los legisladores. Y nos han defraudado”.
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Pérdida de la orientación y el sentido de propósito
“Estas variadas crisis afectan a la sociedad, también, de variadas maneras. Se pierde la orientación y el sentido de propósito; la legitimidad de algunas instituciones se erosiona; hay espacios de anomia; la efectividad del sistema político se resiente; los procesos de toma de decisión se vuelven poco predecibles; la gente se aliena de la esfera pública y se retrotrae a lo privado”.
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Se imponen en la política las ambiciones personales
“Ello tiene como consecuencia que se impongan en la política las ambiciones personales, la obsesión por acceder a cargos públicos en beneficio personal. Que el electoralismo sea la principal preocupación de los políticos y que la corrupción haya invadido la administración del Estado”.
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Se ha profundizado la apatía ante la política y ampliado la descalificación
“Como efecto de ello, se ha profundizado la apatía ante la política y ampliado la descalificación a todos(as) los(as) políticos(as), la abstención, etc”.
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Visibilizar las concepciones de la mayoría obviadas en virtud del consenso o las timideces estructurales de la prensa
“En virtud del desprestigio de quienes ostentan el poder, a propósito de los casos de corrupción, abusos, etc., la capacidad de dichos dirigentes (Estado, iglesia, FFAA, etc) para liderar o enmendar la agenda se ve ciertamente disminuida. Los valores en juego se han desplazado y permiten visibilizar ahora las concepciones de la mayoría que durante mucho tiempo fueron obviadas en virtud del consenso o las timideces estructurales de la prensa”.
Análisis de las consecuencias visualizadas por la crisis valórica de la política
Una línea de consecuencias visualizadas está en el campo de las adhesiones valóricas:
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Genera desconfianza, desprestigio y desinterés por la política;
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Debilitamiento de los valores de la política y del compromiso que los individuos tienen con ella;
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Daño al sustrato de valores compartidos;
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Adhesión transversal a los valores del neoliberalismo;
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Subordinación al imperativo del éxito;
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Inexistencia de lo propiamente social, de lo común, y predominio del “sálvese quien pueda”;
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Una sociedad cooptada por los poderes fácticos y sus cómplices;
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Se imponen en la política las ambiciones personales.
En este ámbito resulta llamativo que las consecuencias se hermanan con las causas. Así, el desprestigio de la política o la adhesión al neoliberalismo aparecen como causa de la crisis y consecuencia de ella. Esto no aparecería como un sinsentido, sino que referiría a los grados del proceso. Así, una cierta predominancia del neoliberalismo, o un cierto desprestigio de la política, produciría una crisis valórica, y su consecuencia es la extensión o profundización de ella.
Otra línea de consecuencias son visualizadas en el campo de los estados anímicos:
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Anomia social y descompromiso con el servicio público;
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Sopor inconsciente, sin imágenes oníricas, respecto al Bien Común;
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Estado de ánimo colectivo de tensión, expresado en agresividad;
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Solitarios, temerosos y desconfiados en una selva sin dios ni ley;
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Pérdida de la orientación y el sentido de propósito;
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Se ha profundizado la apatía ante la política y ampliado la descalificación.
Aquí, se plantean consecuencias desde una emocionalidad negativa, que sería atentatoria al buen funcionamiento social y al sentido constructivo.
Una tercera línea de consecuencias, supone efectos conductuales concretos derivados de la crisis:
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La política al perder su representatividad social da lugar a movimientos espontáneos que pueden generar un verdadero caos;
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Paralización de la sociedad;
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Pérdida de legitimidad-credibilidad de la llamada “gobernabilidad democrática;
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Aumentará la abstención y pueden aparecer líderes populistas.
Desde esta perspectiva, los estados anímicos pueden ser vinculados con líneas de conductas concretas, que producen resultados prácticos.
Una cuarta línea de consecuencias, visualizaría diferentes impactos sociales:
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Impacta todos los dominios de nuestra existencia, en la convivencia y en la calidad de la democracia;
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Afecta casi todos los campos de la sociedad chilena, pues cuando hablamos de valores estamos frente a los sustentos más característicos de nuestra manera de vivir;
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Chile ya sabe que su democracia puede caer. Que nada es irreversible;
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Subdesarrollo de la democracia, y limitaciones en los proyectos de vida;
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En los barrios vulnerables se vive una realidad paralela… no podemos esperar que esta ciudadanía valore el diseño de la política actual;
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La gente está contenta con sus vidas y descontenta con el rumbo del país.
En esta línea de análisis, los/as participantes enuncian impactos amplios, de los cuales podrían derivarse consecuencias concretas.
Una quinta línea de consecuencias, entrega y/o anhela transformaciones provenientes de la crisis como una fase de desarrollo social, por tanto las vislumbraría como esperanzadoras de un cambio o salida positiva:
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No se trata de una crisis de contención o de estancamiento; todo esto está implicando un dinamismo cuyos resultados son de mediano y largo alcance;
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Existirá transformación socio-económica y política gracias a la mayor firmeza de distintos actores sociales;
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Las democracias deberán reacomodarse a la capacidad para organizarse a través de las redes sociales;
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La sociedad quiere abordar nuevos temas antes intocados;
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La ciudadanía espera que al menos alguna entidad emerja como un punto de referencia en el cual sostenerse;
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Visibilizar las concepciones de la mayoría obviadas en virtud del consenso o las timideces estructurales de la prensa.
Desde estas miradas, las crisis serían o podrían ser oportunidades, pues permitirían un nivel de solución al conflicto, en las que emergerían nuevas fuerzas políticas y sociales que producirían cambios en la situación, que serían provechosas para la ciudadanía.
Finalmente, cabe señalar que la visualización de consecuencias podrían ser consideradas como posibilidades o tendencias, en ningún caso constituirían certezas. Sin embargo, también es posible establecer que existirían señales que los/as participantes identifican, y que por lo tanto estarían visibles, y la tendencia representa extrapolaciones.
En esa línea, en el evento de no ser deseadas las extrapolaciones, sería necesario actuar sobre los síntomas o señales visibles hoy. Esta mirada sería de carácter sistémica y relacionaría los distintos síntomas, expresando a su vez ángulos o aspectos de las posibles consecuencias de la crisis.
¿Obedece la crisis valórica de la política a una crisis a una crisis mayor que abarque a otros actores sociales, cuál sería esa crisis y cuáles serían sus causas?
En las respuestas emergió una gran variedad de hipótesis o propuestas sobre la existencia de una crisis mayor. Para una visualización más rápida y sistemática generamos un título para cada respuesta entregando bajo el título la respuesta completa, y en algunos casos varias respuestas que responden a un mismo título. para al final hacer un análisis en base a los títulos.
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Crisis del neoliberalismo
“El nivel de esta crisis es nacional y transgeneracional. En un sentido más amplio, refleja la crisis global del neoliberalismo”.
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Dificultad comprender las complejidades de las sociedades contemporáneas
“Me parece que hay una creciente dificultad de las personas de comprender las complejidades del funcionamiento de las sociedades contemporáneas. Todos procuran mejorar su calidad de vida, pero muchos de ellos critican a gran parte de quienes hacen posible la creación de riqueza y la mejoría de la calidad de vida. Mientras no se comprenda bien la naturaleza humana y las restricciones que ella le impone a las diversas formas de convivencia social, vamos a continuar en una situación de cierta inestabilidad. Y la comprensión de la naturaleza humana es un proyecto científico, de las ciencias sociales modernas, que deben proveer versiones conceptualmente coherentes y validadas por la evidencia empírica, de los rasgos que definen a los humanos y que definen sus impulsores conductuales, que son los que finalmente sesgan nuestro comportamiento en direcciones muchas veces distintas de quienes proponen proyectos utópicos”.
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Política deliberada de la Concertación de desmovilizar a la ciudadanía
“Sí. Esta crisis tiene que ver con la política deliberada de la Concertación de desmovilizar a la ciudadanía, como parte del proceso de transición. Esto, junto a la profundización del modelo neoliberal, ha exacerbado el individualismo y alejado a las personas de los proyectos colectivos”.
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Hoy el tema es global, los dominios son globales, las respuestas son globales
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“La llamada “crisis valórica”, tal como se enuncia al comienzo de esta entrevista es una “crisis mayor” porque obliga a considerar nuevos hechos o datos que emergen de una comprensión más avanzada de la realidad y de la vida. ¿Por qué el Papa constituyó una comisión pontificia para estudiar la integración de mujeres en el diaconado, después de casi 2000 años de historia? Porque el mundo ha ido cambiando su concepción del derecho de género. ¿Por qué diversos actores e instituciones políticas se han abierto al debate sobre la construcción de un Estado plurinacional? Porque los pueblos indígenas, en el caso del continente, han instalado muy fuertemente desde 1992 (500 años) el debate sobre el reconocimiento e inclusión de sus derechos en las instituciones democráticas. Y Naciones Unidas, después de 22 años de espera aprobó la Declaración Universal de Derechos de los PPII en el 2007 y luego la OEA, recientemente, acaba de aprobar la Declaración americana de derechos de los PPII. Y Chile, después de 18 años aprobó el Convenio 169 y lo convirtió en Ley de la República.
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La “crisis valórica” en realidad hay que mirarla con un sentido constructivo. Es decir, como un conjunto de problemas que se vuelven una oportunidad de cambio.
Si una crisis de carácter valórica es percibida como amenaza las fuerzas conservadoras sólo tienen como camino irrumpir por la fuerza para contener. También la pueden revertir en su favor pero eso será siempre temporal. La Revolución industrial desplazó a las sociedades agrícolas y generó un nuevo orden social. Luego, los trabajadores de dicha época contestaron al modelo concentrador y respondieron con dinámicas sociales. Las fuerzas conservadoras replicaron con regímenes de fuerza y finalmente sucumbieron ante nuevas dinámicas sociales. Hoy el tema es global, los dominios son globales, las respuestas son globales. Las fronteras de la crisis ya no existen. Paradojalmente en estas dinámicas están las bases de un nuevo proceso”.
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“Hay una crisis de sociedad, la humanidad está pasando a la revolución de la globalización y de la tecnología, y en este gran cambio ha habido una pérdida de participación en la política partidaria y en las elecciones. Muchos jóvenes sienten un desprecio ante las organizaciones políticas y las organizaciones sociales. Porque los individuos se sienten desafectados con estas últimas también. Se ha perdido una cosmovisión de la sociedad donde el hombre era un ser integral, donde había una relación estrecha entre la comunidad. Ahora hay u creciente individualismo”.
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“Si, una de las causas de la crisis es un mundo globalizado regido por el mercado, así más allá de lo que deciden los pueblos y los gobernantes que ellos eligen, termina el mercado tomando las grandes decisiones”.
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“Para mí es una crisis global, en el año 2011 teníamos a Obama con “yes we can” en EEUU, el movimiento estudiantil chileno, la primavera árabe, el 15 M en España, etc. Ahora algo ocurrió y volvimos a los gobiernos populistas y en muchos casos fascistas; Trump en EEUU, los populismos en contra de los migrantes en chile, el brexit, el no a la paz en Colombia, Rajoy en España, Lepen en Francia y el estado islámico en medio oriente”.
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“Pérdida de credibilidad en las instituciones políticas y de malestar ciudadano, no es privativo de Chile, pero en nuestro país tuvo un elemento clave para agravarla : Caso Caval, poniendo en cuestión - injustamente- credibilidad y confianza de la Presidenta de la República”.
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Hay crisis de valores en la iglesia católica, en las fuerzas armadas y carabineros y en la administración del Estado
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“En la iglesia la protección de los pedófilos ha generado una repulsa general de la ciudadanía y ya no podría afirmarse que esta institución sea garante de una moral social como podría haber sido presentada antes de estos hechos. Las Fuerzas armadas no han hecho una revisión de sus principios que la alejen definitivamente de la dictadura de Pinochet. Todavía hay protección de los militares implicados en juicios por derechos humanos, no hay entrega de antecedentes sobre desaparecidos, no hay colaboración con la justicia y no hay una revisión pública de su participación en el golpe de estado. Lo que ha habido no basta para generar una confianza. Esto, unido a los hechos de corrupción que han aparecido generan una sensación de desconfianza y de distanciamiento en los ciudadanos. En cuanto a la administración, la corrupción y la ineficacia dan una imagen que también afecta la confianza en los organismos estatales. Otro factor que afecta a algunos de estos organismos es el evidente cuoteo que se constata en ellos y que los muestra como parte de la repartición de cuotas de poder. Otro factor que desacredita a los partidos”.
Desconfianza por brecha entre ingreso per cápita y nivel de servicios públicos
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“Efectivamente la crisis es mayor, lo que está en el fondo de la desconfianza de la mayoría es que como toda sociedad de clase media demanda acceso a bienes públicos de calidad. Chile tiene un ingreso per capital propio de un país desarrollado y unos servicios públicos y unos bienes públicos cuya calidad está muy lejos de los estándares del desarrollo”.
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Es transversal
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“Creo que es transversal. Se nota en el empresariado, en la iglesia, en el fútbol, por sólo Se ha hecho más evidente y pública en el campo político, pero podría ser igual de aguda en otros campos. Impacta más en el campo político”.
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“La incertidumbre y ahora la inseguridad marca nuestra realidad. Y por tanto atraviesa transversalmente a la sociedad. Individualismo reinante. Populismo reinante. Nadie queda fuera de esto”.
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¿Por qué, pese a la percepción acerca un deterioro ético que invade a la sociedad chilena, en su conjunto y en muchas de sus esferas sociales, la atención se dirige casi exclusivamente al área de la política, de las instituciones y del personal político? ¿Se puede abordar seria y rigurosamente la cuestión de la ética política sin incluirla en análisis o estudios que abarquen el tema de la ética social, de lo que ocurre con instancias no políticas y creadoras o inductoras de conductas sociales? No es suficiente intentar sanear éticamente la política para asegurar conductas sociales éticamente idóneas. O, a la inversa, una adecuada ética política es impensable fuera del contexto ético en el que se desenvuelve una sociedad.
Prestar atención a la ética en política no debería ser un obstáculo o un distractor de lo que éticamente ocurre con instancias “extrapolíticas” (económicas, educativas, culturales-comunicacionales) cuyas acciones y dinámicas repercuten con tanta o más fuerza que la política en la moralidad colectiva.
Sin duda se evidencia que la crisis valórica va más allá de un segmento institucional, sino que ha permeado a muchas realidades de personas e instituciones
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Afecta casi todos los campos de la sociedad chilena, y es fundamentalmente ética
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“La crisis afecta casi todos los campos de la sociedad chilena, pues cuando hablamos de valores estamos frente a los sustentos más característicos de nuestra manera de vivir. El individualismo por sobre la cooperación o la solidaridad, la competencia por sobre la colaboración, la codicia y la avidez por el dinero como principal motivación, la disposición prioritaria al enriquecimiento por sobre el servicio, son manifestaciones de una sociedad que abre paso a la corrupción en sus diversas formas y agita la agresividad como un valor. La falta de rigor en las profesiones, la ausencia de visiones integradoras del ser humano, el fanatismo desatado, son pilares de un modo de vivir que da paso a la violencia como estilo permanente. Por ejemplo, el combate a la delincuencia se hace solo pensando en mecanismos represivos y no en mecanismos integradores y que valoren otros principios orientadores de la conducta humana. La crisis es más aguda, en el sentido de notoria y acuciante, en materia política, pero en verdad el sustrato ético de la sociedad es el que está en crisis, por lo tanto, afecta o se refiere a todos los ámbitos sociales de igual manera. Pensemos por ejemplo en el deporte: el público no va suficientemente al estadio a ver los deportes, pero eso no tiene importancia para los dirigentes, porque los deportes masivos reciben utilidades por la tv y los demás no dan utilidades de ninguna especie. Es decir, no se trata de valorar o promover el deporte como un aporte a la cultura y al desarrollo del pueblo, sino de activar los negocios que son convenientes para algunos. Este ejemplo puede multiplicarse. Estamos frente a una sociedad que premia y financia lo grosero, lo espectacular, lo agresivo, por sobre el arte, la poesía. Nuestra sociedad destina más recursos a los armamentos y mantener fuerzas armadas y policiales equipadas (aunque ineficaces e inútiles) que a otros aspectos constructivos. ¡Y qué decir de la educación! Todo lo que se discute es económico, sin pensar en lo sustantivo del proceso educacional. De esto podríamos escribir muchísimo, así es que paro aquí.
La crisis ética (valores) afecta a toda la sociedad y algunos llevamos décadas anunciando el peligro y luchando en contra de esta marea agitada por los poderosos de siempre”.
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Crisis en la institución del Congreso
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“Creo que en cierto sentido hay una crisis en la institución del Congreso. El Congreso tiene que convocar al diálogo con la ciudadanía; pienso que en eso estamos al debe. En esto no sé si ayuda el Congreso en Valparaíso; a veces parece que estamos en un internado. Y la gente no sabe bien cuál es nuestro trabajo –qué hacemos en las comisiones, cuáles son nuestras facultades; entonces a veces las expectativas respecto de lo que podemos hacer son muy grandes. Cuando explico que no podemos presentar iniciativas de proyectos de ley que representen gasto para el Estado, ahí se aterrizan un poco nuestras limitaciones. Entonces la información sirve. Por suerte volveremos a tener educación cívica en los colegios, pero siento que allí hay una barrera”.
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Sólo hay crisis de liderazgo presidencial
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“No soy de los que piensa que estamos ante una crisis; quizás la única sería una crisis de liderazgo presidencial”.
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Crisis generalizada en todos los ámbitos de la sociedad
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Hoy día la crisis es realmente total: en el Parlamento, en el Poder Judicial,en gendarmería, en la policía, en las fuerzas armadas y también en la Iglesia.
Como lo anticipé en la respuesta anterior, en mi opinión lo que ocurre en política, si es parte de una crisis mayor en la que estamos todos involucrados. ´Los síntomas de esta crisis son los índices de desigualdad que no mejoran, la delincuencia que aumenta, los niveles de corrupción en política, la concentración del 30% de la población en la ciudad de Santiago, la vulneración y descuido de los derechos de los niños, entre otras.
La crisis no solo se genera por lo que hacemos, sino por lo que hemos dejado de hacer y en este aspecto destaca la poca valoración que tenemos de los oficios. Un caso que representa bien esta idea es el del oficio de contador. En los años 80 estos profesionales preferían ser llamados auditores, en los 90 la mayoría quería ser ingeniero comercial y ahora tenemos una tremenda escasez de contadores porque nadie quiere serlo. Asimismo también es difícil encontrar buenos carpinteros, pintores, gasfíteres soldadores y hasta buenos jardineros. Estos oficios además de ser trabajos dignos, son distintos al de vendedor de centro comercial, corredor de seguros, vendedora de AFP, entre otros, porque aportan una calidad distinta a la vida. Nuestra clase media no tiene acceso a trabajos que retribuyan en términos cualitativos el esfuerzo, sino solo a un tipo en que la única recompensa es monetaria.
Esta poca valoración de lo que hago, con relación a la exacerbación de lo que gano, es en mi opinión uno de los problemas estructurales que están dando cabida a que nuestra sociedad sea intervenida por grandes males como el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción, que aparecen como "mecanismos alternativos" que ayudan al escalamiento social.
La educación es la solución, pero interviniendo en los valores de nuestra sociedad, no solo buscando mejores rendimientos en las pruebas internacionales”.
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Crisis valórica de la sociedad, siendo la política un apéndice que representa a la sociedad
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“Hay crisis valórica pero no en la política sino en la sociedad, considerando que la política es un apéndice que representa a la sociedad. Así como hay crisis valórica en el fútbol y las barras bravas representan esta crisis, como hay crisis en la educación, etc. Los políticos representan a la sociedad y expresan su realidad”.
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Macro crisis mundial, una crisis del desarrollo humano, de la evolución
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“Estimo que estamos ante una macro crisis mundial, una crisis del desarrollo humano, de la evolución. Lo más relevante es la separación del ser humano de la trascendencia, de la relación con el cosmos, con la vida, con los otros seres humanos. Está en la familia, en el vecindario, en el trabajo, en las instituciones, en las recreaciones… ¿Dónde no está? Esta crisis es más visible en el campo político, más sentida como relevante, más frustrante, en el campo político, pero esa misma diferencia tiene que ver con el sentido común, con la salud integral, con el autoritarismo que establece relaciones rígidas de mando sumisión entre la elite política y la ciudadanía. Fallas de la elite son asimilables a fallas de los padres. Impacta más en el campo político porque es distinto lo que ocurre entre hermanos, entre pares, entre extraños, que lo que le acontece a los padres o “cripto padres” como las autoridades y los referentes políticos”.
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Es planetaria
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“Diría, primero, que es planetaria. En todas partes hay signos de la misma, con mayor o menor profundidad. La desconfianza y desamor (y afortunadamente también el amor y la confianza en que moran los sujetos que si están conectados responsablemente con los desafíos del devenir humano/tierra y de lo público) en última instancia es resultado del sufrimiento consciente o inconsciente ante dos amenazas implicadas.
El sufrimiento ante la dramática amenaza de ruptura social. Somos una sobrepoblación excesiva e intolerable para la biosfera de continuar con un modo de vida que en la suma y resta su signo es el sobreconsumo material y una odiosa inequidad, de ahí que los neo bárbaros están cercando países y cualquier lugar que ofrezca un eventual mejor pasar.
El sufrimiento ante la inédita amenaza a la sustentabilidad de las futuras generaciones, a la continuidad civilizatoria y de la especie, que es la crisis ecológica en curso. Reitero, ambas amenazas interrelacionadas, en el sentido de su reciprocidad causal, amén que se potencian mutuamente.
Diría, en una segunda derivada, que en el país ésta crisis se expresa de manera muy profunda, alcanzando a una mayoría de chilenos y chilenas, de todo signo social y cultural. Pero no a todos. También hay sujetos, en la ciudadanía, en el gobierno, en la política, en el empresariado, en hombres y mujeres, en jóvenes y viejos, que están animados por la responsabilidad con la Política en el sentido más amplio y noble con que la definimos antes: ocupados en participar de un nuevo modo de vida sustentable: más austero, más democrático, más ecológico, más alegre, más empático, en el respeto al otro en su singularidad, y socialmente más justo”.
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Las ideologías incluidas las religiones han sucumbido ante el Materialismo Inhumano e Intrascendente del Capital(ismo)
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“Si, y para mal de nosotros, no somos los únicos ni los más conscientes del planeta…Con diferentes graduaciones y expresiones pienso que las ideologías incluidas las religiones- y por sobre todo sus expresiones normativas e institucionales - han sucumbido ante el Materialismo Inhumano e Intrascendente del Capital(ismo) que va logrando imponernos – aunque no Univoca ni Unilateralmente sus condiciones, reglasy falsos ídolos… Pienso que esta crisis en sí misma (..y como toda crisis…) no es fatal ni tampoco terminal…No es el fin de “nuestra historia… ni la de nuestras utopías…”… Pero para SER una oportunidad, deben existir “claros y firmes soportes y hábiles , tenaces y honestos protagonistas…”…¡vamos que SI se puede…!.-
A decir verdad no me gusta ni me atrae ni convoca, el llamado o evocación a la “salida de la crisis “ = esta forma de tratar el Tema , creo nos conduce fatalmente a buscar soluciones y solucionadores…dentro del mismo saco, fondo y/o pozo en el que estamos sumergidos , ahogándonos …y del que no tenemos otra manera de salir si no es pisando /sumergiendo más a l@sOtr@s ( de aquí o de allá….y ojalá que ni se den cuenta.. dorarles la píldora / concediendo pequeñas partes, gotitas / aspiradas de oxígeno...)”.
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“Es evidente que esta crisis valórica abarca a toda la sociedad chilena. El mundo de la empresa y de los empresarios, como el mundo de las iglesias y de lo religioso, hoy están tan desacreditados frente a la ciudadanía, como lo están los partidos políticos. La colusión entre grandes empresarios y empresas para maximizar artificialmente sus ganancias; o los hechos de corrupción sexual que han tenido como protagonistas a destacados dignatarios de iglesias, son ejemplos de esta crisis valórica.
La crisis de los políticos y de las instituciones políticas es más importante, porque es la crisis que afecta a quienes debieran conducir el país en democracia. No se le pide jugar el mismo rol a pastores, curas o empresarios. Se trata de una crisis mayor, que tiene causas muy profundas, algunas vinculadas a la época histórica en que vivimos, de la cual no saldremos ni rápido ni abruptamente por la llegada de algún salvataje o de algún “salvador””.
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Es sistémica: instituciones, modelo socioeconómico cooptado, silencio relativo del “nivel formativo” -educación, iglesias, espiritualidades
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Son especialmente dolorosos y contradictorios los casos de abusos en la Iglesia y las divisiones brutales de todos los grupos musicales de izquierda que en vez de demostrar fraternidad dan lecciones de que el principio olvidado de la revolución francesa, la Fraternidad, es un valor ausente en el Chile competitivo y agresivo. Por cierto, el sistema educacional no está inspirando y la espiritualidad parece de parranda o banalizada en el ritualismo sin transformación de las personas. Es más fuerte la visibilidad de la crisis en la política por la publicidad y el poder, pero es grotesco en las empresas, en el fútbol, no hay casi nadie fuera. La crisis que enfrentamos es sistémica: de instituciones y modelo socioeconómico cooptado, así como silencio relativo del “nivel formativo” (educación, iglesias, espiritualidades). Ahora bien, pienso que este es el mejor momento de Chile en medio siglo. Tras la polarización de 1970 por primera vez se abren “las venas abiertas de la verdad” y se comienza a hablar con la verdad, paso básico hacia la co-responsabilidad y al paso a transformaciones con compromisos, que lo diferencio del falso consenso como decía Lechner. Es el proceso de reconstituirse y eso es el momento de una Nueva Constitución y un nuevo frente amplio renovador-transformador que nos haga superar la corruptela del neoliberalismo centralista de los que compiten sin amor”.
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Una sociedad ve los valores económicos y no los valores humanos
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“Esto afecta en todo. Me preocupa que una sociedad vea los valores económicos y no los valores humanos. Todo el mundo se preocupa del progreso económico, y nadie de la parte humana”.
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El individualismo y la pérdida de sentido colectivo impregna el alma de casi todas las personas, no sólo en Chile sino en todo el Planeta
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“Considero que el individualismo y la pérdida de sentido colectivo impregna el alma de casi todas las personas, no sólo en Chile sino en todo el Planeta. El discurso del ‘sueño americano’ al cual se accede a través del esfuerzo personal, sin importar mayormente lo que ocurre en el colectivo, ha minado el sentido de solidaridad y de destino común. Sin embargo, cada vez que un líder es capaz de sintonizar con una causa que hace sentido a las personas, éstas mayoritariamente se abren a la colaboración en la búsqueda de sentido”.
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“Creo que sí obedece a una crisis mayor, que tiene que ver con el sistema individualista que nos rige. A nivel nacional esto se refleja desde la conformación de una constitución que protege o promueve sólo lo que nos afecta a cada uno y donde no se incentiva la preocupación por el otro. También el sistema económico sólo genera el deseo de acumulación individual y no una visión social. También tiene que ver con una conducta sumamente individualista que se reproduce en la educación, en la salud y otras áreas”.
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Es cultural. La dictadura instala un discurso “cosista”, exitista e individualista a ultranza
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“Esta es una cuestión cultural, viene de lejos. La dictadura instala en Chile una cultura hiper efectiva en el desarrollo de un discurso cosista, exitista e individualista a ultranza. Este discurso permeó a todas las clases sociales, desde el más rico hasta el más pobre, se manifiesta dispuesto a emprender algo, aunque sea al costo de tener que competir en contra de otros iguales. Se instaló el dinero al centro de la vida humana y no las personas. Esto conduce a una selva en la cual sólo se salva el "más fuerte" y en este país, el "más fuerte" es siempre el mismo. La crisis en el ejercicio de la política corresponde al traslado de valores humanistas de carácter colectivo y por el bien común, a valores individualistas, de emprendimiento personal y por el bien individual. Se instala entonces una crisis de contenidos, que en dictadura se reparte con gran efectividad en la censura generalizada y en los programas educativos, ensalzando las iniciativas personales y denostando toda posibilidad de emprendimientos con espíritu colectivo. Se discrimina, se denosta y descalifica toda intelectualidad, todo desarrollo intelectual pasa a ser "latero", inútil y propio de "comunistas". La inmediatez de la adquisición de bienes materiales como señales de identidad, va comprando al personal, el cual por la vía de la deuda se amarra a una situación por completo inmovilizada... pues si protestas y te echan y no pagas te mete preso el banco no la policía. El sistema generó sus amarres de manera magistral, la Constitución actual es una demostración clara de un orden de dominio total de una casta”.
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Una democracia que pierde legitimidad con un capitalismo que genera malestares, abusos y desigualdades
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“Ciertamente sí! Las causas son de época como suele decirse: tensiones de una democracia que pierde legitimidad con un capitalismo que genera malestares y abusos y desigualdades; expansión de los mercados hacia casi todos los rincones de la vida; pérdida de fuerza de los ideales de la modernidad; desencantamiento del mundo y descubrimiento de que no es fácil vivir sin dioses o que los dioses se vuelven sangrientos, etc.”.
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Falta de convicciones filosóficas, religiosas y éticas de la sociedad contemporánea
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“La crisis política es también consecuencia de la falta de convicciones filosóficas, religiosas y éticas de la sociedad contemporánea. La adopción del hedonismo y el consumismo por encima del "amor al prójimo" y la justicia social. Lo que también llevó a las organizaciones como las iglesias a corromperse y a transgredir sus históricos valores”.
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Privatización de la vida, en el contexto de la consolidación de un modelo económico
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“No se puede desconocer que la privatización de la vida, en el contexto de la consolidación de un modelo económico, amén del refuerzo de la irrupción de las redes sociales, ha hecho que se solidifique el individualismo. No obstante, esas mismas redes permiten que en ocasiones los debates emerjan y terminen transformándose en convocatorias masivas y reivindicación de agendas tantas veces postergadas.
La política, en términos amplios, debe entender que su razón de ser está ligada precisamente a saber leer a la sociedad. Debe dialogar con el arte, la ciencia, el deporte, etc. La política no puede separarse de la vida cotidiana, no puede encapsularse”.
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Estamos viviendo un cambio de época.
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“La sociedad en general, no solo Chile y América latina, está viviendo un cambio de época. Estamos transitando, aceleradamente o no, a un nuevo estadio de desarrollo de la ciencia, de la tecnología y de modelos estructurales. Se habla de un “período líquido” por cuanto no es fácil decantar las claves de este momento histórico pero es evidente que se trata de algo mucho más profundo. Y los efectos de esto se dejarán sentir en diversos procesos políticos. Una liquidez política es el término de un ciclo de liderazgos, muchos de los cuales hasta por razones biológicas dejarán de detentar una influencia determinante en la sociedad. Esto implica una era que está terminando (pero que no concluye del todo) y un ciclo emergente que está naciendo (pero que aún está en proceso de parto), lo que implica que el espacio entre ambos procesos es demasiado incierto tanto para las generaciones que concluyen como para las que comienzan. Son también ciclos de construcción de nuevas ideas, las que inevitablemente emergerán de manera incierta y confusa. Lo mismo respecto de la dinámica organizacional de la sociedad. Por lo tanto, algunos verán todo esto como una crisis sin salida y otros la verán como una oportunidad de avanzar. Generalmente es esto último.
Esto se expresa en crisis importantes en otros campos. En lo económico social, sin duda. Ya es evidente la crisis de los modelos extractivos en todo el continente y el retroceso de diversas formas expansivas de inversión, ante el avance de la conciencia ciudadana y las regulaciones estatales en marcha, están indicando que las sociedades están buscando con desesperación y energía caminos que permitan asegurar la sustentabilidad del planeta y de las riquezas naturales y el equilibro del ecosistema. Hay una conciencia anti depredadora de nuestro medio ambiente y ello obligará al desarrollo de un nuevo campo de búsqueda de soluciones sustentables, lo que chocará –inevitablemente- con el complejo juego de intereses financieros de grandes entidades financieras.
Los modelos educacionales son otros de los ámbitos en situación de crisis de oportunidad. La ciencia y la tecnología está ayudando a comprender que los viejos modelos verticales de enseñanza-aprendizaje están quedando atrás de los nuevos procesos en marcha y que las sociedades, las instituciones y las familias deben adaptar nuevas formas de generar, aprender y manejar el vertiginoso desarrollo del conocimiento.
Y por cierto el ámbito político también enfrenta desafíos nuevos, especialmente en todo lo concerniente a cómo se gestionará la relación de los partidos políticos con los ciudadanos. No hay suficiente reflexión sobre este tema. Hasta hace unos años un militante de partido requería participar muy activamente en la orgánica, reuniones y encuentros de su colectividad para “informarse”. Hoy eso ya no es necesario. El espacio “orgánico” está siendo vertiginosamente reemplazado por el espacio “virtual” y la inmediatez abismante de la información instantánea y al segundo, incluso con mucha mayor velocidad que los medios escritos, la radio e incluso la Televisión. Las “redes virtuales” son hoy –todavía- un espacio no explorado de manera suficiente para la gestión y conducción de masas en una sociedad, aunque para algunos sea todavía inviable la idea de un “Partido político” virtual.
Finalmente, la Cultura es otro de los campos en donde se desarrollan causas y efectos de enorme relevancia y es muy importante que así sea, pues la cultura –normalmente- es la instancia que permite aventurar el futuro.
Lo singular es que dado el nuevo escenario de desarrollo dinámico de la ciencia, de la tecnología y la cultura ninguna de estas llamadas “crisis” son más relevantes o menos agudas que otras. Forman parte de un entramado complejo en donde los efectos ahora son cruzados. La dinámica cultural, por ejemplo, de luchas sociales en favor de la diversidad trae consigo la conciencia política y social de fenómenos pluriculturales, los cuales rebotan en los sistemas de comunicación y a su vez generan toma de conciencia y despiertan nuevos compromisos políticos. Están imbricados. No son primeros ni segundos o terceros.
El campo político va a ser siempre, finalmente, el más afectado positiva o negativamente respecto de estos procesos. Es en sí mismo un ámbito retrógrado, pues en un escenario de orden político, en donde hay que tomar decisiones, el actor político será siempre y normalmente conservador. El acto político ante el temor de perder poder e influencia tiende a conservar. Pero finalmente deberá responder siempre a la dinámica social y si esta lo supera se suma. Es el caso de las movilizaciones en contra de las AFP. No dejan indiferente a ningún actor ni a ninguna institución”.
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“Hay una crisis epocal, de desarrollo humano. Crisis en medio de un desarrollo científico técnico impresionante, de ciencia ficción… Crisis en la relación de los seres humanos consigo mismos, con los otros sinificativos, con los otros en general, con la naturaleza, con la trascendencia. Crisis en que se enfrentan dos paradigmas: el del fundamentalismo y el de la trivialidad economicista. Crisis en que se empieza a perfilar un tercer paradigma: El de la apertura a la trascendencia y a lo multiversal. El de los derechos humanos. El de la ecología integral. El del asumir la complejidad.
Esta crisis es la gran oportunidad de avanzar hacia el homo sapiens, asumiendo en forma abierta la nueva mirada, con camino y meta de no violencia activa, de diálogo, de inclusividad, de creatividad humanizadora. El ser humano ha avanzado superando obstáculos desde bajar de los árboles hasta poner un robot en Marte, desde hacer sonidos consensuales hasta Bethoven… Ahora hay que subir a otro estado de conciencia, con una humanidad portadora de un poco de bethovenidad…”
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El mundo “público” debería tender a ser más pequeño, pero más eficiente
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“El exceso de burocracia, si es innecesaria, será castigada y suprimida. Estamos más sensibles a temas como la corrupción. Se tenderá a castigar con mayor severidad. El umbral de tolerancia en ese punto es cada vez menor.
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La crisis no afecta a un sector o perspectiva ideológica determinada, sino que es resultado de un largo procesos de descomposición
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“La política es una actividad que está imbricada en la totalidad del quehacer social. La crisis no afecta a un sector o perspectiva ideológica determinada, sino que es resultado de un largo procesos de descomposición de las relaciones entre el poder y la ciudadanía y al estallar los casos de corrupción evidenciando la connivencia entre el quehacer político y los intereses privados. El impacto de esa connivencia cruza la vida ciudadana desde el nivel local –municipios, regiones- al nivel nacional –gestión del Estado- e internacional, pues los conflictos con los países vecinos impactan, por ejemplo, en la cotidianeidad al norte del país. Es difícil identificar un “campo” de la vida social que pueda quedar al margen de los fenómenos de desconfianza, deterioro de la autoridad pública y ausencia de liderazgo político o social que caracterizan al país, en particular en el último año. Así, hay crisis en la iglesia católica, cuyos escándalos producto de la práctica pedófila de los sacerdotes se suman a una jerarquía evidentemente comprometida con los que cometieron esas faltas, lo cual la alejó de su feligresía y le restó la autoridad moral ante el país. En el deporte, a los escándalos del fútbol (que involucran la gestión de Piñera) se suma una mala y turbia gestión del deporte del Estado, evidenciada en los últimos juegos olímpicos y una gestión de la cultura, desde el Estado, que tampoco ha servido para crear espacios de interlocución entre éste y la ciudadanía.
En síntesis, sostengo que el neoliberalismo vive una crisis global y prolongada de la cual es parte la crisis nacional ya largamente comentada.
Toda crisis es una oportunidad. El gobierno de Piñera –y con él la derrota de los partidos que asumieron el gobierno tras la recuperación de la democracia- abrió las puertas para una crisis soterrada que se arrastraba por décadas y en referencia a la cual los gobiernos concertacionistas actuaron como muros de contención.
La crisis actual no es nueva, sólo que desde el 2006 en adelante se expresó en el espacio público masivamente. Y la crisis entonces desatada dio espacio para la emergencia de nuevos liderazgos, vitales para una reformulación de la agenda política. Bachelet intentó recoger ese impulso pero la incapacidad de sus equipos políticos, técnicos, analistas políticos y gestores comunicacionales dio pie a la crisis actual que –más allá de la chimuchina de los escándalos y torpezas políticas cotidianas- lo que pone en cuestión es la continuidad del paradigma neoliberal que hoy no sólo predomina en Chile, sino en el mundo. Y que –como ya fue dicho- está también en crisis a nivel global. La oportunidad a nivel nacional depende de la emergencia de nuevas propuestas, viables en el contexto global inmediato, pero proyectadas en el largo plazo.
No cabe el purismo que oriente la energía a sepultar hoy el neoliberalismo, ni menos la hipótesis socialista, a riesgo de repetir Venezuela. La construcción de un nuevo paradigma (aún la instauración de un modelo socialdemócrata a la europea lo sería en este contexto) requiere como condición previa generar espacios para reconstruir la confianza en la acción política. Esto es, una estructura cultural, ética y estética consistente (que se sostenga en el tiempo) que genere escucha a un discurso respaldado en un cambio valórico y una construcción ideológica que anticipe el inminente cambio paradigmático.
Lo último –inminente cambio paradigmático- no es el anuncio de una idealista sostenida en su fe en la humanidad, sino el análisis lógico de quien constata que el neoliberalismo avanza aceleradamente en un proceso entrópico que sólo puede tener dos opciones de salida:
OPCION 1: un proceso de destrucción global impulsado por los efectos de la concentración de la riqueza en una ínfima minoría (Forbes informa que este año el 1% de la población mundial concentrará el 90% de la riqueza), sumados al creciente –en algunos casos irreversible- daño medio ambiental; que redefinirá los conceptos de riqueza y pobreza del mismo modo que la tecnología redefinió la economía y la organización del trabajo y la producción. La guerra siempre ha sido negocio para el capitalismo, de modo que el que ella derive en un quiebre del modelo que hoy sustenta el poder dependerá, fundamentalmente, de la lectura que los señores de la guerra den a los cambios que le darán origen.
OPCION 2: Que, fruto de la confluencia de circunstancias propia de toda crisis y del empoderamiento de algún sector de la sociedad, el paradigma emergente tan mentado...emerja. Difícil pero necesario. Y la necesidad crea el vínculo, dicen”.
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Esta crisis es una enfermedad multicausal: desigualdad y segregación, fraude a la ley, cultura del consumo y crisis del pensamiento
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Es imposible reducir la crisis sólo a la esfera de la política. Ésta, como cualquier actividad humana, forma parte de un todo, se realiza dentro de una sociedad y una cultura determinada. Los fenómenos sociales no se pueden aislar, y es así, como los individuos forman la sociedad, la sociedad y la cultura están inscritas en cada uno de los individuos.
También es inevitable reconocer que nuestra sociedad está enferma. Y como toda enfermedad, se requiere conocer sus causas para poder curarla.
Y una enfermedad como la nuestra, es definitivamente multicausal.
1. Desigualdad y segregación
Nadie puede dudar de que Chile es un país donde la equidad está ausente. Ostentamos uno de los primeros lugares del planeta como país con peor distribución de la riqueza.
Los principales derechos sociales, Educación, Salud y seguridad social (pensiones), son los negocios más rentables para sus dueños y para los beneficiarios clientes, el peor de los negocios. Para la inmensa mayoría de los chilenos enfermarse es una fatalidad, acceder a la educación superior es una esclavitud crediticia casi de por vida, y los viejos están inexorablemente destinados a la pobreza. Casi el 80% recibe pensiones inferiores al salario mínimo, y el 44% está bajo la línea de la pobreza.
Todo esto, eso sí, con el apoyo de la ley y de un Estado al servicio del mercado.
Esto, sumado a la brutal segregación, espacial, social, educacional, pone en jaque la sola posibilidad de convivencia entre grupos, clases sociales que no se tocan, que se confrontan y polarizan.
Volviendo al mito, esto sólo puede ocurrir en una sociedad, donde el respeto recíproco y la justicia, principios ordenadores de las comunidades humanas, y la posibilidad de crear lazos de solidaridad y concordia, NO existen. Y En sentido inverso, sólo en una sociedad donde no existe la justicia y el respeto mutuo, pueden darse estos fenómenos.
Los lazos de solidaridad y de concordia, que refieren a la confianza, se fracturan en las sociedades con mayores niveles de desigualdad.
2. El Fraude de Ley
Todas las sociedades establecen normas de convivencia, de lo que está permitido, prescrito y de aquello que es prohibido, los tabú (el del incesto, por ejemplo). Cuando las fronteras entre aquello que se permite y aquello que se prohíbe se vuelven permeables, el ordenamiento se desmorona, aquellos comportamientos y actitudes que teníamos como certezas: no robar, no matar, el respeto recíproco, mi libertad termina donde comienza la libertad del otro, etc. se borran en tanto prescripciones.
Robar en un supermercado hoy es signo de Lucha contra el Sistema, de atentar contra los poderosos, los abusadores, los que ya violaron el orden establecido. No pagar el Transantiago se convierte en un emblema, en rebeldía contra un sistema que no respeta, que por lo tanto no merece respeto.
Cuando el Estado, a través del derecho establece un orden, (ordenamiento jurídico), instaura al mismo tiempo un espacio de prescripciones y prohibiciones, un ámbito de certidumbres. Cuando éste se rompe, y es el propio Estado, que está llamado a velar por este ordenamiento, el que no cautela, el que permite lo prohibido, el que se retira y abandona; permite al mismo tiempo los espacios de relegación, esa suerte de paisaje muerto de la gran pantalla en donde reina la ley del más fuerte. Cuando el Estado se retira, aparece la impunidad, desaparece la justicia.
Chile está lleno de ejemplos es este sentido. Las universidades que se constituyen como corporaciones sin fines de lucro, tienen dueños, se venden y se compran, y sus propietarios se enriquecen frente a un Estado que se inmoviliza frente a la supuesta legalidad del fraude.
Las Isapres tienen como finalidad única el financiamiento de las prestaciones de salud y tienen prohibición de participar en entidades que realicen prestaciones. Sin embargo, la integración vertical entre Isapres y clínicas, que mantiene cautivos a los “beneficiarios” y que ha generado negocios millonarios, es admitido y aquellos que debieran aplicar la ley, fingen demencia y hacen interpretaciones jurídicas mañosas a fin de no afectar el negocio y a la industria.
Si bien el artículo primero de la Constitución señala que “el Estado está al servicio de la persona humana”, a estas alturas esta declaración aparece sumamente dudosa, y más bien habría que precisar a qué persona humana se refiere cuando del servicio del Estado se trata.
3. La cultura del consumo
El tener y el no ser, cada vez menos adentro (reflexión, auto examen), cada vez más en el afuera. La cultura del consumo desarrollada a la par de un modelo económico insaciable y de la idea de “progreso” avasallador y que se autodefine como superior, requiere necesariamente de la banalidad, de la superficialidad. Necesita de individuos sin conciencia, sin introspección.
El consumo se relaciona con la satisfacción personal, con la inmediatez del individuo. El bienestar, la seguridad, la felicidad tienen profunda relación con la capacidad de adquirir bienes y no tan bienes.
Y el tener en la lógica del consumo, no tiene límite, es un infinito. Siempre hay algo que no tengo, que aspiro a tener, la felicidad es siempre un después de, de comprar, adquirir o tener.
Todos son felices teniendo y aquella concepción aristotélica de que el hombre será feliz cuando realice bien su tarea propiamente humana, tarea que consiste en el ejercicio de la razón o la virtud, queda sumergida bajo la infinita cadena de malls y centros comerciales.
No sólo el individuo en tanto ser, sino que también la masa humana, informe, se diluyen en el marasmo del consumo.
La cultura del consumo exacerba el individualismo, y el resultado es la fragmentación social, la pérdida de los lazos de solidaridad, es cuando lo colectivo, el bien común desaparecen.
4. Crisis del pensamiento
El conocimiento al servicio de la dominación, sobre los otros, sobre la naturaleza, la concepción del conocimiento como poder, como control y no como expansión y crecimiento del ser humano en relación a otros, con otros, para otros, han desvirtuado el concepto mismo del conocer, de la razón.
Pero no sólo el conocimiento es cuestionable, sino lo que está en el origen del conocimiento. El pensamiento, la manera de organizar el saber, también está en crisis, y en consecuencia la ética también requiere ser replanteada.
Un pensamiento que separa, que fragmenta, que compartimenta, que hiper especializa, un pensamiento incapaz de religar, nos impide entender la solidaridad entre los fenómenos, y limita, en la práctica, la comprensión, y el ejercicio mismo de la solidaridad.
Edgar Morin, se pregunta, “qué es lo que destruye la solidaridad y la responsabilidad? Es la degradación del individualismo en egoísmo, es simultáneamente el modo compartimentado y parcelado en el que viven los especialistas, técnicos, expertos… Si perdemos de vista la mirada sobre el conjunto, aquel sobre el cual trabajamos y vivimos, perdemos ipso facto el sentido de responsabilidad.”
Análisis sobre la visualización o propuesta de crisis mayores que inciden en la crisis valórica de la política
En nuestro análisis respecto de la propuesta de crisis mayor nos pareció que éstas se podían ordenar como abarcando distintas escalas, desde crisis mayores focalizadas a crisis más generales o globales. A ofrecemos un ordenamiento de las causas mayores para la crisis política, en una escala con cuatro dimensiones, que va de las menos amplias a las más amplias:
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Dimensión focalizada:
Los /as participantes indicaron causas específicas de la crisis, identificando un factor como decisivo de la crisis que vislumbra:
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Desconfianza por brecha entre ingreso per cápita y nivel de servicios públicos;
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Crisis en la institución del Congreso;
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Sólo hay crisis de liderazgo presidencial;
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Política deliberada de la Concertación de desmovilizar a la ciudadanía.
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Dimensión generalizada y transversal:
Los /as participantes reconocieron factores que trascienden al solo ámbito político, abarcando varios ámbitos o aún alcanzando a toda la sociedad:
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Afecta casi todos los campos de la sociedad chilena;
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Hay crisis de valores en la iglesia católica, en las fuerzas armadas y carabineros y en la administración del Estado;
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Instituciones, modelo socioeconómico cooptado, silencio relativo del “nivel formativo” -educación, iglesias, espiritualidades.
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Crisis generalizada en todos los ámbitos de la sociedad;
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Crisis valórica en la sociedad, siendo la política un apéndice que representa a la sociedad;
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Una sociedad que ve los valores económicos y no los valores humanos. Esta crisis es una enfermedad multicausal: desigualdad y segregación, fraude a la ley, cultura del consumo y crisis del pensamiento.
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Dimensión ideológica, ética y/o cultural:
Los /as participantes reconocieron factores que trascienden definiciones particulares o generalizadas, y atribuyen las causas a ámbitos filosófico políticos, ideológicos y culturales que estarían determinando la vida en sociedad, a nivel local y global, asociándolo a un malestar amplio y complejo de aprehender.
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Dificultad para comprender las complejidades de las sociedades contemporáneas;
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Las ideologías incluidas las religiones han sucumbido ante el Materialismo Inhumano e Intrascendente del Capital(ismo);
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Crisis del neoliberalismo;
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Es cultural. La dictadura instala un discurso cosista, exitista e individualista a ultranza;
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Una democracia que pierde legitimidad con un capitalismo que genera malestares, abusos y desigualdades;
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Falta de convicciones filosóficas, religiosas y éticas de la sociedad contemporánea;
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Privatización de la vida, en el contexto de la consolidación de un modelo económico;
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El neoliberalismo vive una crisis global y prolongada de la cual es parte la crisis nacional.
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Dimensión global y epocal:
Existiría una dimensión más abarcante que a la anterior, que coloca la dimensión ética/ideológica/cultural abarcando a todo el planeta, a toda la humanidad, y dentro de un momento de cambio epocal..
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Hoy el tema es global, los dominios son globales, las respuestas son globales;
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Es planetaria. Macro crisis mundial, una crisis del desarrollo humano, de la evolución;
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Crisis epocal, de desarrollo humano; el individualismo y la pérdida de sentido colectivo impregna el alma de casi todas las personas, no sólo en Chile sino en todo el Planeta.
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Es un fenómeno más global en el mundo. Estamos viviendo un cambio de época.
¿Tiene propuestas para salir de esta crisis, cuáles?
A continuación se presentan las propuestas recibidas en torno a la salida de la crisis, proponiendo una agrupación bajo una síntesis o título. Luego, bajo cada título se ordenan las propuestas, donde en la mayoría de los casos es una respuesta la que responde al título, y en algunos pocos asos son más de una agrupada en torno a un título.
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Excluir proyectos utópicos, que se desentienden de la naturaleza humana, y desarticulan la posibilidad de vivir en una sociedad del conocimiento y la riqueza y valor
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“Me parece que el proyecto civilizatorio humano sólo será exitoso si sale hacia adelante y no hacia atrás, y eso requiere perseverar en el uso del conocimiento y de la tecnología, para encontrar mejores formas de compatibilizar una población mundial de sobre 7 mil millones de personas, y sus aspiraciones a mejores condiciones de vida y de libertad democrática. Y ello incluye excluir de las opciones todos aquellos proyectos utópicos, que se desentienden de la naturaleza humana, y que sólo se basan en una construcción artificial de derechos, que desarticulan la posibilidad de vivir en una sociedad del conocimiento y la riqueza y valor que ella provee, pues esa sociedad sólo basada en derechos dificulta enormemente su implementación”.
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Las respuestas hoy son culturalmente planetarias y pueden emerger del sentido común orgánico de la sociedad
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“¿Respuestas individuales? Eso pertenece al siglo pasado. Las respuestas hoy son culturalmente planetarias y pueden emerger del sentido común orgánico de la sociedad. Esto es, que hay ideas que emergen y que al circular van adquiriendo consistencia en una suma de conciencias individuales. Es difícil hoy sostener que una sola idea, expresada por un solo individuo sea suficiente porque se expresan de manera simbiótica. Un ejemplo relativamente cercano a esto podemos tomarlo, precisamente, de las redes virtuales: ¿Quién es el autor específico de una determinada buena idea en twitter o facebook?. Seguramente alguien inició un debate, pero al minuto cientos de personas, mediante sucesivos procesos de link, RT y re-interpretaciones amplificaron sin límite la idea original y ésta dejó de ser patrimonio de alguien en particular. En política va ocurrir que por un buen tiempo los actores políticos jugarán un poco en este tipo de escenario”.
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El “sálvese quien pueda” en la educación, en la salud, en la jubilación, donde debería primar la solidaridad social, conduce a la corrupción, al escepticismo y a la desvinculación de los individuos de la política. Quizás un mejor país solo pueda venir cuando se supere realmente el modelo hoy día predominante
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“No tengo propuestas concretas, pero me parece que si continúa la política de los acuerdos los partidos deberían reafirmar sus ideales y mostrar adecuadamente sus diferencias con respecto a las medidas que se negocian. No creo mucho en las campañas de moralidad, pero si me parece que las conductas humanas se generan en parte por los condicionamientos externos y por las circunstancias en que tienen lugar. La implantación de un régimen de desenfrenado liberalismo propicia el surgimiento de conductas individualistas. El “sálvese quien pueda” en la educación, en la salud, en la jubilación, y en todos los aspectos donde debería primar la solidaridad social, conduce necesariamente a la corrupción, al escepticismo y a la desvinculación de los individuos de la política. Quizás un mejor país solo pueda venir cuando se supere realmente el modelo hoy día predominante”.
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La contradicción entre elite y ciudadanos deja al país sin salida. El primer paso de recuperación de la confianza, es contar con un gobierno confiable
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“La solución de la crisis tendría que venir de un nuevo acuerdo para una nueva etapa. La contradicción establecida entre elite y ciudadanos deja al país sin salida. El primer paso de recuperación de la confianza, es contar con un gobierno confiable que a todos acoge, sin distinción”.
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Cambiar el modelo socioeconómico que nos rige hacia uno colaborativo
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Sí, varias propuestas. A nivel macro cambiar el modelo socioeconómico que nos rige hacia uno colaborativo. Pasar de un estado subsidiario a uno garante de derechos sociales donde todos aportemos en aquellas cosas que nos permitirán desarrollarnos como sociedad con las mismas oportunidades. Y a nivel micro, promover nuevos espacios de participación directa de los ciudadanos que no se agote en la votación, de tal manera que ellos entiendan que tienen algo que decir sobre lo que está pasando, y que los beneficios son para todos. Por otro lado, promover un aumento en las políticas de transparencia activa por parte de autoridades, y fiscalización activa por parte de los ciudadanos.
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Fortalecer la participación ciudadana y empoderar a la sociedad
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“Es un proceso largo, que tiene que ver con empoderar a la sociedad y fortalecer las organizaciones sociales”.
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"Hay que perfeccionar la democracia, hacerla más participativa. Para acercar a la gente a las urnas, hay que asegurar una real alternancia en el poder. De ahí que, por ejemplo, los períodos parlamentarios y de alcaldes deben tener un límite.- Mejorar la educación cívica en los colegios.
-Premiar la participación en las elecciones (en algunos países, por ejemplo, se privilegia en consultorios o en trámites municipales…)
- Alternancia en el poder y un límite de postulaciones a cargos públicos.
- Aumentar la transparencia y castigar más severamente la corrupción.
- El mayor respeto a las tradiciones republicanas y patrias. Eso incluye el respeto a las tradiciones religiosas del pueblo. En el fondo, el respeto a la historia, a sus sanas costumbres y usos."
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“Creo que la participación ciudadana es fundamental para que podamos tener instituciones inclusivas; como lo planteo Acemoglu en su libro “Por qué Fracasan los Países”; Necesitamos mayor inclusión para alternativas políticas, mayor competencia y participación, y desde el punto de vista económico; necesitamos mayor inversión en I&D y no ser un eterno dependiente de comodities”.
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Hacer política en serio. Sin temor a la encuesta o al resultado electoral. Representar debidamente a la diversidad. Política que quiera conducir y orientar y que no tema a eso
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“Esto es más difícil de contestar. Hacer política en serio. Sin temor a la encuesta o al resultado electoral. Representar debidamente a la diversidad. Los ciudadanos claman por ser representados. Y luego de representar debidamente lo propio coaligarse con los más cercanos y en ese nuevo contexto construir acuerdos que parten de una representación real. Hacer política para toda la sociedad, entiendo que el Estado es una parte y no el todo de esa sociedad. Visión de mundo, lo internacional debe ser parte de lo nacional. La política también es global. Una política eficiente y sin tantos complejos. Política que quiera conducir y orientar y que no tema a eso”.
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Estructurar gobernanzas tripartitas (gobierno, empresarios y ciudadanía organizada) a niveles locales, comunales, regionales, nacionales, en todos los niveles, para generar políticas sustentables
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“Educación, educación, educación, en cultura cívica, en inteligencia emocional e inteligencia social. Medios de Comunicación democráticos.Profundizar la democracia y la participación ciudadana. Solo el diálogo democrático podrá reconstruir las confianzas tan dañadas en el país.Estructurar gobernanzas tripartitas (gobierno, empresarios y ciudadanía organizada) a niveles locales, comunales, regionales, nacionales, en todos los niveles, para generar políticas sustentables. El desafío número 1 es la sustentabilidad, lo que supone una nueva manera de producir y de organizarnos socialmente”.
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La salida principal es crear un movimiento integrador de ideas y propuestas políticas que promuevan los valores de la democracia, los derechos humanos, la fraternidad, la justicia y la libertad
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“¿Tienen tiempo de leer? Este es materia de un libro entero. Lo concreto es que cuando se está en momentos de crisis, las soluciones son o mantener bajo un esquema represivo o abrirse a un cambio que significa claramente conflicto. Este conflicto puede resolverse democráticamente o violentamente, según las voluntades de los actores en la dirección de los conflictos. Por ejemplo, cuando en 1964 se planteó la revolución en libertad, los dirigentes políticos de las derechas e izquierdas tradicionales, entendieron que ese cambio los debilitaba en sus intereses y optaron por modelos de exacerbación de la violencia como método de acción política en la defensa de sus posiciones, salvo el Partido Comunista, que siguió por unos años argumentando en favor de los métodos democráticos.
La salida principal es crear un movimiento integrador de ideas y propuestas políticas que promuevan los valores de la democracia, los derechos humanos, la fraternidad, la justicia y la libertad. Esto debe ir apoyado por medios de comunicación y organización a nivel nacional”.
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Salir del sentido común vigente integrando en forma flexible y participativa iniciativas en derechos humanos, en acciones comunitarias en opciones artísticas, espirituales, en desarrollo psicológico, en educación en la acción ecológica
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“La base es cambiar la vida…la convivencia, el sentido, salir de la normosis. Una gran necesidad es salir del sentido común vigente integrando en forma flexible y participativa a las diferentes iniciativas en derechos humanos, en acciones comunitarias en opciones artísticas, espirituales, en desarrollo psicológico, en educación en la acción ecológica. ¿Qué condiciones básicas requieren quienes son facilitadores del cambio cultural paradigmático? En mi experiencia, más que ninguna otra u otro, los guías, facilitadores–cooperadores requieren no sólo conocimiento, sino imaginación, sensibilidad humanizadora y una notable resiliencia frente a la apatía, las pequeñeces, las vicisitudes del desarrollo de conciencia. Necesitan una formación, un desarrollo personal- dialogal permanente”.
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La transparencia en política
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“Es por la línea de la información, fortalecer la educación cívica, explicar nuestras funciones. También la transparencia en política ayudaría mucho. También sería una propuesta importante poner límite a la reelección de autoridades, en todos los cargos, a todo nivel. Y volver al diálogo para restaurar el vínculo de lo político con lo social”.
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No tengo propuestas por lo complejo del asunto actual
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“Si tuviera alguna propuesta atendible escribiría libros, daría conferencias, organizaría movimientos y tendría la subsistencia asegurada. Y, dado lo complejo del asunto actual, la inmortalidad también. No es el caso”.
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Tomar las herramientas de la comunicación, del arte, y ponerlas al servicio del bien político. Asumir este micro-emprendimiento social que está ocurriendo en todas partes, valorizar la diferencia y trabajar el territorio
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“Que todos los políticos estudien la historia del arte, porque va muy delante de los análisis de los sociólogos. El arte es la posibilidad de abrir ventanas en el chorro cultural. Se establece una cultura, que es la cultura de la desigualdad, y la manera de romper ese discurso hegemónico es a través del arte, que es lo que permite cortar esta dirección al mirar hacia dónde va esta arteria. Hay que tomar las herramientas de la comunicación, del arte, y ponerlas al servicio del bien político. Hay que asumir este micro-emprendimiento social que está ocurriendo en todas partes, valorizar la diferencia y trabajar el territorio. Si me hablas de política-país deberíamos volver a la Provincia como las identidades básicas, y en la ciudad deberíamos volver al barrio desde donde se proponen nuevas formas de agrupación y nuevas formas de democratizar las decisiones –el poder. Estoy leyendo en estos días de historia mapuche sobre Mulchén, el águila guerrera. Y una cosa interesante de este pueblo es que no tuvo un gobierno unitario, hubo muchos gobiernos de territorio, lo que no les impedía conectarse. Ese es un ejemplo de democracia extraordinario. Nos hace falta una mirada de territorio”.
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Una Nueva Cultura Política con base ética, normativa e institucional en los Principios y Valores Universales de los Derechos Humanos
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“Apuesto a una Nueva Cultura Política con base ética, normativa e institucional en los Principios y Valores Universales de los Derechos Humanos….¡ por todos los Estados y Democracias YA RECONOCIDOS ( por tanto obligatorios y exigibles ), incluso Chile…
La EDH-educación en derechos humanos- con sus objetivos, fundamentos, metodologías y aplicaciones prácticas…me parece un Buen Camino…empezando por uno-nosotros mismos….”
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La movilización que permite levantar temas desde la ciudadanía y el desarrollo de los micro-espacios
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“No veo una voluntad real de iniciar o abrir los espacios que permitan la salida a esta crisis, en la medida que lo que se busca (aunque se maquille de discursos) es mantener el orden establecido. En ese sentido, creo que la fuerza debe venir, por una parte, a través de la movilización que permite levantar temas desde la ciudadanía.
Por otra parte, apuesto al desarrollo de los micro-espacios, que es donde están participando muchas personas con diversos focos de atención, muy vinculados a los espacios locales, pero donde se están produciendo transformaciones más de fondo. Lo veo reflejado en los barrios organizados, en lo huertos comunitarios, en distintas y diversas organizaciones y colectividades, así como en instancias más informales como grupos da apoderados al alero de establecimientos educativos, grupos de esparcimiento (las “pichangas” de amigos, grupos culturales, etc.). Esto tiene relación directa con lo que debería ser una nueva constitución, que se elabore a través de un proceso de participación real y directo ciudadano (AC).”
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Un proyecto de largo aliento, sustentado en una mayoría social y política, que articule solidaridad y emprendimiento; iniciativa individual y colaboración; premio al esfuerzo personal y valoración de lo colectivo
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“El individualismo extremo, el egoísmo radical, el afán de lucro y de poder, que hoy corroen la sociedad chilena, y que constituyen la “conciencia dominante” de nuestra sociedad después de 40 años de aplicación de un modelo neoliberal, y que explican la conducta de la “clase política”, no son superables en el corto plazo.
Creo que la solución de mediano plazo, va por el camino de construir un proyecto de largo aliento, sustentado en una mayoría social y política, que articule solidaridad y emprendimiento; iniciativa individual y colaboración; premio al esfuerzo personal y valoración de lo colectivo. Que construya un Estado Social y Democrático de Derechos, en definitiva. En el corto plazo, aunque no será suficiente para salir de la crisis, ayuda mucho lo que la Presidenta está haciendo: leyes que regulen con rigor la actividad política; que disminuyan todo lo que se pueda los privilegios y beneficios propios de los políticos [incluidos los sueldos más altos del mundo, según informe CIPER]”.
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Programa de Siete pasos
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1. Mayor tributación de los poderosos, 2.- Más descentralización con control social participativo, 3.-Sistemas solidarios sin privilegios en una república de iguales diversos, 4.- Nacionalización y cuidado de los recursos naturales, 5.- Sistema educativo más amoroso, juguetón, creativo, 6.- Austeridad de la elite y despersonalización del poder, 7.- Bosques de meditación y espiritualidad en cada comuna.
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A través de la educación y del cambio cultural, pues todos los países que han tenido dictadura han hecho que las sociedades se individualicen
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“A través de la educación y del cambio cultural. Todos los países que han tenido dictadura han hecho que las sociedades se individualicen. Que cada cual corte su pellejo, corra por cuenta propia y le importe un comino –y esto nos pasó con la reforma laboral que hasta hoy ni los trabajadores entienden que negociar colectivamente es un gesto también de solidaridad, porque están instalados en una actitud individual. Y se manifiesta en que la gente no conoce a su vecino, que no habla, totalmente individualista. Y de eso tenemos que preocuparnos, de que el país crezca en lo humano”.
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Las tecnologías de información y comunicación permiten que las personas destinen su inteligencia colectiva al servicio de una causa
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“Toda crisis representa un riesgo y una oportunidad. Las tecnologías de información y comunicación han aportado una poderosa plataforma para que las personas destinen su inteligencia colectiva al servicio de una causa con la cual se identifican (ej: Annonimus, wikipidia, crowfunding, waze, wikileaks, Panamapapers, TW, YouTube, etc., etc.)”
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La política solo puede emerger de la situación en que se encuentra, redefiniendo la repartición de papeles y potestades con la ciudadanía
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“Nos corresponde reintegrar el pensamiento y la acción. Para eso hay que recorrer todas las puntas de la estrella. Buscar formulaciones valóricas compatibles con nuestros actos; entender que hacemos lo que queremos, enseñar a querer lo que hacemos. Asumir la estrechez de la vida pero no excusarnos en lo predeterminado; reinventarnos un orgullo de servir.
La política tiene que redescubrirse; no desde su propia reflexión. Eso no es posible sino a partir de una internalización generosa del otro. El otro de los representantes son los representados. La política solo puede emerger de la situación instituyente en que se encuentra, redefiniendo la repartición de papeles y potestades con la ciudadanía”.
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¿Redacción de una nueva constitución? ¿Una comisión de expertos? ¿En quién se confía?
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La redacción de una nueva constitución aparece como LA reforma a realizar pero no se aclaran las vías por las cuales esto ha de conseguirse. La AC no tiene sentido y los cabildos realizados tampoco parecen dar luces. ¿Una comisión de expertos? ¿En quién se confía?
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Volver a interrogarse sobre qué ser humano y qué tipo de sociedad queremos construir
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“Cambio de paradigmas, de modelo económico y desarrollo, de pensamiento. Pensamiento complejo y ecológico.
Cambiar en la tríada hombre-sociedad-especie, al hombre, a la sociedad para que pueda persistir la especie. Cambiar la relación de esta triada con el entorno, donde el ser humano se conciba al interior de un cosmos que comparte con otras especies, con otros seres vivos.
Definitivamente eliminar la supuesta superioridad del ser humano, primero sobre otros hombres, mujeres, otras especies y su rol de dominador sobre otros y sobre la naturaleza.
En definitiva, volver a interrogarse sobre qué es ser humano y qué tipo de sociedad queremos construir.
Cambiar la Educación para cambiar el mundo, Claudio Naranjo, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, Edgar Morin, La educación emocional de Casassus, son algunos de los autores que proponen que la educación es necesariamente el camino que hay que emprender, a condición, eso si, de cambiar la educación mutando hacia una educación para el desarrollo de la conciencia, por tanto de la responsabilidad, del respeto recíproco y en consecuencia de la convivencia, de la justicia.
Volviendo al mito de Prometeo, podemos inferir que la primera gran enseñanza es que los humanos no pueden sobrevivir sin el arte mecánico y sin el arte de la convivencia.
La segunda enseñanza: estas artes, justamente por ser tales, es decir, no se trata de instintos ni de impulsos naturales, deben ser aprendidas.
Cierto es que el arte mecánico lo hemos aprendido bastante bien, la ciencia, el conocimiento ha superado los límites imaginables, pero en lo que al arte de la convivencia, de la justicia, del respeto recíproco, del arte político, se refiere, lo hemos hecho bastante mal y más bien pareciera, que mientras más avanzamos en la línea del tiempo, más retrocedemos en este ámbito.
En esto, claramente hemos fallado. No hemos sabido enseñarlo, no hemos sabido aprenderlo suficientemente. Incluso el aprendizaje del arte mecánico se ve mutilado, cuestionado, cuando hemos utilizado este arte para matar, para destruirnos entre nosotros, para eliminar otras especies y para poner en duda hoy, la sobrevivencia de nuestro planeta.
Probablemente una nueva forma de educar tenga la capacidad de devolvernos la humanidad, el respeto, la solidaridad y el amor, para construir aquello que los dioses, alguna vez quisieron para nosotros”.
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La educación la madre de todas las soluciones. Pero ¿qué educación? Esa que los fácticos no van a permitir, la del pensamiento crítico, la de los contrastes, la de la pluralidad de pensamiento
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La verdad es que el daño es muy profundo en la ciudadanía y la complacencia muy consolidada en los dueños del país. Su chantaje es difícil de contrarrestar, pero sigue siendo la educación la madre de todas las soluciones. Pero ¿qué educación? Esa que los fácticos no van a permitir, la del pensamiento crítico, la de los contrastes, la de la pluralidad de pensamiento. Los jóvenes no están estudiando lo que quieren, sino lo que sea conveniente monetariamente, y luego no están trabajando en lo que estudiaron sino en lo que haya. La sociedad humana está viviendo para trabajar, no trabajando para vivir. Y a causa de esto está enferma fisiológica y psicológicamente.
Por otra parte, superar la herencia del miedo dejada por la brutal represión de la dictadura tampoco ha sido fácil, menos aún cuando se ha limitado la información y no se ha juzgado a los responsables como corresponde. La clase política sólo ha sabido abusar de una presidenta no-autoritaria (posiblemente una de los dos o tres presidentes no-autoritarios de nuestra Historia). No saben actuar con decencia y modernidad, sólo saben hacerlo de manera reactiva a un mandamás, un sargento, un papamono impositivo. Nuestro subdesarrollo es hondo. Y lamentablemente se ha ido configurando en ciertos sectores, la peor combinación psico social: ignorancia con plata, su resultado no es otro que la chabacanería prepotente que empezamos a ver. Ya no se trata de izquierdas o derechas o amarillos centristas. Se trata de ética o no ética, honestidad o deshonestidad. Parece más simple, pero está a la vista que no lo es. Lamentablemente no me surgen propuestas de solución, ni siquiera la eventual aparición de un líder super carismático que en su discurso lograra representar a una buena mayoría, lograría traspasar la barrera de los propietario fácticos de la realidad y la factibilidad revolucionaria con su guerra fratricida, no arregla nada en la ceguera de la catarsis…¿serán acaso las tormentas climáticas? ¿Los descalabros ecológicos’”
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Nuevos liderazgos en todos los ámbitos de la vida nacional. Líderes honorables y amorosos
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“Tomar conciencia que se necesita con urgencia nuevos liderazgos en todos los ámbitos de la vida nacional. Líderes honorables y amorosos con un real sentido de servicio a la comunidad. Por cierto, creo que los poetas, los escritores y los artistas son los llamados a tomar una posición de vanguardia en este desafío de crear un nuevo Chile donde reine la amistad, la alegría, la compasión, la solidaridad, la justicia y la paz”.
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Trasladar inversión y el esfuerzo emprendedor al sector real de la economía
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“Educación Técnica con contenido valórico. Que apunte a la equidad desde la base. Corregir las normas que propician la concentración de la actividad económica: IVA, normas anti colusión, combatir la prácticas monopólicas. Aumentar la del sector de servicios, creando incentivos a trasladar inversión y el esfuerzo emprendedor al sector real de la economía. Fomento a la mediana empresa (no tanto la pequeña, sino la que da empleos de calidad).
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Existenfuerzas de la historia que “no entendemos bien y necesitamos conversar, reflexionar”
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“No tengo propuesta que ofrecer pues estamos ante fuerzas de la historia que no entendemos bien y necesitamos conversar, reflexionar, y con el tiempo (10, 50 o 100 años) emergerán quizá algunas respuestas valiosas”.
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Que nuestra economía se proponga la igualdad social, asuma los valores de la solidaridad y se erradique la pobreza; prohibiendo al mismo tiempo, la extrema riqueza
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“Aunque se trata de un fenómeno que afecta a toda la llamada civilización cristiana occidental, creo que en el caso de Chile la crisis debe enfrentarse con una profunda reforma educacional. Con más clases de educación cívica y filosofía, por ejemplo. Es preciso, también, que nuestra economía se proponga la igualdad social, asuma los valores de la solidaridad y se erradique la pobreza; prohibiendo al mismo tiempo, la extrema riqueza. Concientizando sobre la necesaria y urgente protección de la vida y de nuestro medio ambiente. Es preciso, asimismo, que tengamos una Asamblea Constituyente y fundacional de un Estado Nuevo, que se superen las impunidades, se repare a las víctimas de la opresión y la discriminación. Que el Estado recupere su papel de entidad rectora y un régimen democrático se proponga sus condiciones fundamentales:
Diversidad informativa, elecciones libres e informadas, probidad de sus mandatarios y representantes. Además de atacar la concentración económica y restablecer la plena armonía con el mundo y nuestras naciones vecinas. Suprimiendo los privilegios castrenses y el excesivo gasto en armas”.
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Complejidad de dar respuestas a la demanda de propuestas de salida, pero se intenta
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“a) Rebajar, por iniciativa del propio mundo político, de sueldos de ministros y parlamentarios.
b) Eliminar diversas medidas del Congreso que maltratan a los ciudadanos.
c) Excluir facultad investigativa de parlamentarios en materias propias de poder judicial pues agrava la percepción de frivolidad y aprovechamiento, y poca seriedad para enfrentar problemas.
d) Verdad para resolución de los PP de no presentar candidatos involucrados en causas por corrupción.- Hoy esto es una falacia. Por ley debiera impedirse que un formalizado pueda ser candidato.
e) Pérdida del cargo de parlamentarios y alcaldes en diversos casos delictuales (varios casos deben ser incluidos)
f) Perfeccionar normas de Lobby para impedir uso indebido de reuniones de congresistas con autoridades para colaborar con empresarios (hoy ocurre).-“
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Es bien difícil, porque creo que también hay una escasez de pensamiento. Veo muy pocas iniciativas donde el hombre esté pensando el mundo del mañana; en las comunidades no se está pensando, hay una escisión entre lo cotidiano, lo inmediato y los proyectos. Y esto también afecta a nuestros políticos que no han tenido la capacidad de ofrecer una propuesta integral de sociedad, de país. Sólo se vinculan con la comunidad en las épocas electorales. Y eso pasa con todo, con el médico, con los sistemas de salud, de educación, con el conjunto de sistemas que afectan a los ciudadanos, que no se conectan con ellos. En el Ministerio de Educación el servicio de bienestar lo financian los trabajadores, sin aporte del Estado. Y son los representantes del Estado, los políticos, los que definen estas políticas para los trabajadores. Entonces hoy la gente hace rápidamente la identificación de quiénes construyen leyes, quiénes definen políticas económicas. Y surge una capacidad crítica más clara.
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Propiciar la asociatividad para que fluyan las voluntades, gustos y apetencias desde otra forma de hacer política.
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“A partir de una lectura atenta de las individualidades es factible construir un relato social nuevo, más amplio y fresco. Esa es la tarea de la política: propiciar la asociatividad para que fluyan las voluntades, gustos y apetencias desde otra forma de hacer política. Hay que reconocer en la riqueza y diversidad una herramienta fundamental para detectar relatos e identidades y ayudar a construir los nuevos relatos que esta sociedad en constante metamorfosis va generando”.
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Proposición de la comisión Engel puede ser un comienzo para salir de la crisis
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“En la crisis que toca particularmente a Chile, creo que las indicaciones que Ella entre otras cosas permitiría una renovación de los partidos y un encantamiento con sus ideologías. Ella también ayuda al financiamiento transparente de la política”.
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Política, ética y legislación
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“Puestos en ese cuadro analítico, se percibe una primera conclusión paradojal que, por lo demás, debería ser punto de partida para tratar estos temas: tanto la política como la ética están sujetas a crisis particularmente agudas y por las mismas causas.
En efecto, tanto la una como la otra son refractarias a los cambios, por el simple hecho de que sus funcionalidades tienen que ver con la mantención y perpetuación de conductas socialmente ordenadas. Funcionalidad que, a su vez, las fuerza a una estructuración rígida de pensamientos y lógicas que les impide o dificulta asimilar modificaciones sin riesgos de significativas rupturas.
La resistencia consuetudinaria de la ética y la política a las transformaciones endógenas ha llegado a niveles históricamente excepcionales en el estado actual de la modernidad, por cuanto, pese a que los cambios en casi todo el resto de las esferas sociales y culturales interrogan sus roles ancestrales, ambas perviven con escasísimas modificaciones relevantes.
En efecto, ética y política han tenido como misiones, monopolizadas en cuerpos orgánicos. En tal sentido, los espacios para la ética y la política, con sus misiones y organizaciones tradicionales, no sólo son menores sino cualitativamente distintos. Por cierto que un desafío de esa envergadura tiene una connotación crítica tan profunda y radical que las instancias que concentran de preferencia esas funciones La duda que asalta es si no son esas resistencias, precisamente, las que impiden la superación de los síntomas de crisis que cruzan a la ética social y a la ética política.
Igualmente la creación de cuerps legales, donde corrija lo que provoca la corrupción y donde justamente los que tienen el poder político tienen la definición de estos nuestros importantes temas como sociedad que podrán ser enmendados, cuando exista un auto convencimiento de que todos somos parte de la problemática como también de la solución”.
Presentación y análisis de las propuestas de salida a la crisis valórica
Las propuestas de salida a la crisis valórica también fueron diversas y de distintos niveles de profundidad, y su presentación también se hace a partir de un ordenamiento y generación de dimensiones de distintos niveles de profundidad.
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Dimensión focalizada o específica
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Perseverar en el uso del conocimiento y de la tecnología.
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La contradicción entre elite y ciudadanos deja al país sin salida. El primer paso de recuperación de la confianza, es contar con un gobierno confiable
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Es un proceso largo, que tiene que ver con empoderar a la sociedad y fortalecer las organizaciones sociales.
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Hacer política en serio. Sin temor a la encuesta o al resultado electoral. Representar debidamente a la diversidad. Política que quiera conducir y orientar y que no tema a eso.
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Apuesto a una Nueva Cultura Política con base ética, normativa e institucional en los Principios y Valores Universales de los Derechos Humanos. La EDH-educación en derechos humanos- con sus objetivos, fundamentos, metodologías y aplicaciones práctica…me parece un Buen Camino…empezando por uno-nosotros mismos….
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Creo que la fuerza debe venir, por una parte, a través de la movilización que permite levantar temas desde la ciudadanía. Por otra parte, apuesto al desarrollo de los micro-espacios.
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Educación, educación, educación, en cultura cívica, en inteligencia emocional e inteligencia social. Medios de Comunicación democráticos.
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Profundizar la democracia y la participación ciudadana.
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Fortalecer la educación cívica, explicar nuestras funciones. También la transparencia en política ayudaría mucho. También sería una propuesta importante poner límite a la reelección de autoridades, en todos los cargos, a todo nivel. Y volver al diálogo para restaurar el vínculo de lo político con lo social.
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A través de la educación y del cambio cultural. Todos los países que han tenido dictadura han hecho que las sociedades se individualicen.
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Toda crisis representa un riesgo y una oportunidad. Las tecnologías de información y comunicación han aportado una poderosa plataforma para que las personas destinen su inteligencia colectiva al servicio de una causa con la cual se identifican
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La política solo puede emerger de la situación en que se encuentra, redefiniendo la repartición de papeles y potestades con la ciudadanía.
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Buscar formulaciones valóricas compatibles con nuestros actos; entender que hacemos lo que queremos, enseñar a querer lo que hacemos. Asumir la estrechez de la vida pero no excusarnos en lo predeterminado; reinventarnos un orgullo de servir.
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La política tiene que redescubrirse; no desde su propia reflexión. Eso no es posible sino a partir de una internalización generosa del otro. El otro de los representantes son los representados. La política solo puede emerger de la situación instituyente en que se encuentra, redefiniendo la repartición de papeles y potestades con la ciudadanía.
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La redacción de una nueva constitución aparece como LA reforma a realizar pero no se aclaran las vías por las cuales esto ha de conseguirse. La AC no tiene sentido y los cabildos realizados tampoco parecen dar luces. ¿Una comisión de expertos? ¿En quién se confía?
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Superar la herencia del miedo dejada por la brutal represión de la dictadura
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Nuevos liderazgos en todos los ámbitos de la vida nacional. Líderes honorables y amorosos.
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La educación la madre de todas las soluciones. Pero ¿qué educación? Esa que los fácticos no van a permitir, la del pensamiento crítico, la de los contrastes, la de la pluralidad de pensamiento.
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Trasladar inversión y el esfuerzo emprendedor al sector real de la economía. Educación Técnica con contenido valórico. Corregir concentración de la actividad económica: normas anti colusión, combatir la prácticas monopólicas. Aumentar sector de servicios, fomento a la mediana empresa (no tanto la pequeña, sino la que da empleos de calidad).
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Que nuestra economía se proponga la igualdad social, asuma los valores de la solidaridad y se erradique la pobreza; prohibiendo al mismo tiempo, la extrema riqueza.
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Aunque se trata de un fenómeno que afecta a toda la llamada civilización cristiana occidental, creo que en el caso de Chile la crisis debe enfrentarse con una profunda reforma educacional. Es preciso, también, que nuestra economía se proponga la igualdad social, asuma los valores de la solidaridad y se erradique la pobreza; prohibiendo al mismo tiempo, la extrema riqueza.
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Propiciar la asociatividad para que fluyan las voluntades, gustos y apetencias desde otra forma de hacer política.
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Dimensión programática
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Estructurar gobernanzas tripartitas (gobierno, empresarios y ciudadanía organizada) a niveles locales, comunales, regionales, nacionales, en todos los niveles, para generar políticas sustentables.
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Creo que la solución de mediano plazo, va por el camino de construir un proyecto de largo aliento, sustentado en una mayoría social y política, que articule solidaridad y emprendimiento; iniciativa individual y colaboración; premio al esfuerzo personal y valoración de lo colectivo. Que construya un Estado Social y Democrático de Derechos, en definitiva. En el corto plazo, aunque no será suficiente para salir de la crisis, ayuda mucho lo que la Presidenta está haciendo: leyes que regulen con rigor la actividad política; que disminuyan todo lo que se pueda los privilegios y beneficios propios de los políticos [incluidos los sueldos más altos del mundo, según informe CIPER].
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Mayor tributación de los poderosos, 2.- Más descentralización con control social participativo, 3.-Sistemas solidarios sin privilegios en una república de iguales diversos, 4.- Nacionalización y cuidado de los recursos naturales, 5.- Sistema educativo más amoroso, juguetón, creativo, 6.- Austeridad de la elite y despersonalización del poder, 7.- Bosques de meditación y espiritualidad en cada comuna.
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-a) Rebajar, por iniciativa del propio mundo político, de sueldos de ministros y parlamentarios.
b) Eliminar diversas medidas del Congreso que maltratan a los ciudadanos.
c) Excluir facultad investigativa de parlamentarios en materias propias de poder judicial pues agrava la percepción de frivolidad y aprovechamiento, y poca seriedad para enfrentar problemas.
d) Verdad para resolución de los PP de no presentar candidatos involucrados en causas por corrupción.- Hoy esto es una falacia. Por ley debiera impedirse que un formalizado pueda ser candidato.
e) Pérdida del cargo de parlamentarios y alcaldes en diversos casos delictuales (varios casos deben ser incluidos)
f) Perfeccionar normas de Lobby para impedir uso indebido de reuniones de congresistas con autoridades para colaborar con empresarios (hoy ocurre).
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Hay que tomar las herramientas de la comunicación, del arte, y ponerlas al servicio del bien político. Hay que asumir este micro-emprendimiento social que está ocurriendo en todas partes, valorizar la diferencia y trabajar el territorio. Volver a la Provincia como identidad básica, y en la ciudad deberíamos volver al barrio desde donde se proponen nuevas formas de agrupación y nuevas formas de democratizar las decisiones.
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Dimensión ideológica
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No creo mucho en las campañas de moralidad, pero si me parece que las conductas humanas se generan en parte por los condicionamientos externos y por las circunstancias en que tienen lugar. La implantación de un régimen de desenfrenado liberalismo propicia el surgimiento de conductas individualistas.
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La salida principal es crear un movimiento integrador de ideas y propuestas políticas que promuevan los valores de la democracia, los derechos humanos, la fraternidad, la justicia y la libertad.
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Quizás un mejor país solo pueda venir cuando se supere realmente el modelo hoy día predominante.
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Dimensión de cambio de paradigma
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Excluir proyectos utópicos, que se desentienden de la naturaleza humana, y desarticulan la posibilidad de vivir en una sociedad del conocimiento y la riqueza y valor.
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En momentos de crisis, las soluciones son o mantener bajo un esquema represivo o abrirse a un cambio que significa claramente conflicto. Este conflicto puede resolverse democráticamente o violentamente, según las voluntades de los actores en la dirección de los conflictos.
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Salir del sentido común vigente integrando en forma flexible y participativa iniciativas en derechos humanos, en acciones comunitarias en opciones artísticas, espirituales, en desarrollo psicológico, en educación en la acción ecológica.
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La base es cambiar la vida…la convivencia, el sentido, salir de la normosis. Una gran necesidad es salir del sentido común vigente integrando en forma flexible y participativa a las diferentes iniciativas en derechos humanos, en acciones comunitarias en opciones artísticas, espirituales, en desarrollo psicológico, en educación en la acción ecológica.
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Desarrollar pensamiento complejo y ecológico. Eliminar la supuesta superioridad del ser humano, primero sobre otros hombres, mujeres, otras especies y su rol de dominador sobre otros y sobre la naturaleza. Volver a interrogarse sobre qué es ser humano y qué tipo de sociedad queremos construir.
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Cambiar la Educación para cambiar el mundo, Claudio Naranjo, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, Edgar Morin, La educación emocional de Casassus, son algunos de los autores que proponen que la educación es necesariamente el camino que hay que emprender, a condición, eso si, de cambiar la educación mutando hacia una educación para el desarrollo de la conciencia
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Dimensión no puedo (no corresponde) dar respuestas
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¿Respuestas individuales? Eso pertenece al siglo pasado. Las respuestas hoy son culturalmente planetarias y pueden emerger del sentido común orgánico de la sociedad. Un ejemplo relativamente cercano a esto podemos tomarlo, precisamente, de las redes virtuales: ¿Quién es el autor específico de una determinada buena idea en twitter o facebook?
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Si tuviera alguna propuesta atendible escribiría libros, daría conferencias, organizaría movimientos y tendría la subsistencia asegurada. Y, dado lo complejo del asunto actual, la inmortalidad también. No es el caso.
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No me surgen propuestas de solución, ni siquiera la eventual aparición de un líder super carismático que en su discurso lograra representar a una buena mayoría, lograría traspasar la barrera de los propietario fácticos de la realidad y la factibilidad revolucionaria con su guerra fratricida, no arregla nada …¿serán acaso las tormentas climáticas? ¿Los descalabros ecológicos?.
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Estamos ante fuerzas de la historia que no entendemos bien y necesitamos conversar, reflexionar, y con el tiempo (10, 50 o 100 años) emergerán quizá algunas respuestas valiosas.
Una mirada general a las propuestas de salida permiten ver que se esboza en las respuestas mayoritarias una mirada cualitativa y sistémica sobre una nueva perspectiva humana y social, quedando en espacios más reducidos aquellos participantes que proponen medidas concretas, o visiones pragmáticas.
Respuestas integrales al cuestionario con consignación de los nombres de los participantes
Análisis complementario desde las fuentes escritas
El Estudio también incluyó como fuentes, la primarias y secundarias escritas. Al efecto, se definió una bibliografía complementaria inicial, que fueron un referente inicial para la hipótesis de la investigación,y otra que fueron precisándose de acuerdo a las temáticas emergentes de las respuestas, como un material complementario para responder a las preguntas planteadas.
Respecto de su carácter de referente inicial para la hipótesis de la investigación, se intentó situar la conversación pública sobre la existencia de una situación de crisis en el campo de la acción política -con distintas denominaciones- reafirmándose que se ha constituido en una temática generalizada.
Diversos actores sociales y líderes del más alto nivel de conducción política, a la vez que académicos destacados del área de ciencias sociales,reflexionan, escriben e investigan sobre esta crisis. Por tanto, intentar profundizar en las especificaciones del alcance y especificaciones de esta crisis, a la vez que reflexionar sobre propuestas para su superación, dado el alcance que ha tenido la referencia pública a ella, permitía considerarlo como un tema de alto interés para su Estudio.
Así, se observó que la discusión pública sobre el tema también permitía construiruna primera hipótesis acerca de la existencia de una crisis en el campo de la política –aunque como se señaló en párrafos anteriores, el Estudio permitió abrir alternativas e incluso la posibilidad de negar esta hipótesis inicial.
Ahora bien, como se señaló en la presentación del Estudio, la opción por conceptualizarla bajo la denominación de “crisis valórica” en un principio fue sólo una elección de un concepto aglutinador, que permitiera diferentes lecturas. Cuestión que efectivamente sucedió, y para ello basta revisar las opiniones recabadas.
La elección no fue entonces desinteresada. Sin embargo, el nombre gatillador de la reflexión de los/as participantes, no constituye el centro de interés del Estudio. El eje principal es su potencial esclarecimiento, y especialmente las propuestas de superación.
Con esos antecedentes, se incorporan en este capítulo del documento final una selección y síntesis de las fuentes escritas revisadas, para dar una muestra de actores relevantes que han planteado la existencia de dichas crisis –validando con esto su alcance como tema de debate público. Al mismo tiempo, veremos en los textos escogidos, las descripciones y alcances que estas fuentes escritas hacen, los vínculos con las preguntas del Estudio. Los textos completos se incorporan en el capítulo Anexos del Informe Final.
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Autoridades o ex autoridades políticas
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Presidenta Michelle Bachelet: La crisis política “es universal y tenemos que replantearnos todo”. Argumenta que “la democracia representativa por sí sola ya no da respuesta a los anhelos de la gente de ser parte constructora de la sociedad…” Agrega que la desconfianza es con la política, pero también con el mundo empresarial, y con las instituciones religiosas. Es un cuestionamiento a la élite, por lo que “las élites latinoamericanas tienen que remirarse, recuestionarse qué estamos haciendo y reinventarse para seguir jugando el rol que corresponde a los partidos políticos, la única organización que puede ofrecer a una nación una idea colectiva. Necesitamos una política cercana, limpia, transparente, preocupada por las personas”.
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Presidente Ricardo Lagos Escobar: Plantea que "esta es la peor crisis política e institucional que ha tenido Chile". Elige el concepto de crisis institucional, pero su descriptor es “desconfianza ciudadana (que) está poniendo en entredicho la legitimidad del sistema político”. Respecto de propuesta de solución postula “un gran reencuentro nacional que restaure el prestigio de la política y la credibilidad de las instituciones”. Destaca que Allamand y Escalona asumen una crisis política, pero no institucional, pues las instituciones estaban funcionando… Hoy según Lagos, las instituciones no han dejado de funcionar pero están perdiendo su legitimidad. La crisis de legitimidad estaría basada en una crisis de confianza “la ciudadanía no está confiando ni en las instituciones ni en los actores políticos”. Combatir la colusión, la corrupción, los abusos, los privilegios, ya no es agenda de derecha ni izquierda. Se requiere llamar a un gran encuentro nacional para recuperar la confianza. Y esto lo deben hacer los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo, Judicial: “generar alguna respuesta a la crisis y encontrar algún consenso”.
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Subsecretario del Ministerio del Interior, Mahmud Aleuy: Visualiza la crisis como crisis de las élites, y también sitúa en ellas la posibilidad y responsabilidad de salida. “…Todas las élites, incluido el gobierno, están en crisis a ojos de los ciudadanos, y cuesta mucho que ellos modifiquen su percepción en el corto plazo”. “… se requiere que esas élites den dos pasos: que construyan acuerdos que permitan generar unidad y confianza hacia dentro de sí mismas primero y después entre instituciones, coaliciones, sectores productivos, gremiales, sindicales. Y así podernos tener la esperanza de que finalmente, la gente recupere la confianza…”. Enfatiza que las diferencias y los ataques están a la esencia de vivir bajo la ley de competencia, pero que lo que se ha producido es la competencia al interior de los iguales, es decir, donde antes había colaboración. Y finalmente postula “…Que cada sector que quiera genuinamente arreglar los problemas del país haga la combinación adecuada entre sus intereses personales y los de Chile, distinguiendo cuál es ese equilibrio”.
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Autoridades de partidos políticos
En otro nivel de participación, el Consejo Nacional de la Democracia Cristiana aprobó un documento en el que entre otras materias describe la crisis de confianza y legitimidad atribuibles a tres factores:
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la relación entre el dinero y la política que “ha demolido la confianza ciudadana” por “la debilidad ética de algunos que ejercen la función pública e incapacidad para reaccionar y frenar anticipadamente estas situaciones”.
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las reformas impulsadas por el Ejecutivo, que a pesar de que hay un “programa de ambiciosas reformas cuyo espíritu compartimos”, “muchas veces la falta de priorización, gradualidad, la improvisación o la ubicación en focos equivocados ha deslegitimado las reformas sociales abordadas”.
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“tenemos una coalición política débil en sus fundaciones. Las coaliciones se justifican en tanto cuentan con una común visión del país que aspiran a construir, un programa compartido, mecanismos para dirimir controversias, responsabilidad política de sus miembros y un ambiente de respeto a las diferencias. Está en duda nuestra oferta de gobernabilidad para el país por nuestros continuos conflictos e inadecuadas formas de procesar las diferencias”.
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Encuesta Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
Por su parte, la IV Encuesta Auditoría a la Democracia del PNUD presentada en Septiembre 2016, señala que los resultados muestran que los chilenos continúan valorando la democracia y consideran que Chile será más democrático en el futuro, pese a que la evaluación de su funcionamiento empeoró: la percepción de que la democracia funciona mal o muy mal aumentó desde 20% (2012) a 40% (2016). Esta situación, además, se da en un contexto en el que disminuyen los niveles de confianza, aumenta la percepción de corrupción en todas las instituciones –públicas y privadas– y se profundiza el distanciamiento entre las elites y la ciudadanía.
Según el informe, la distancia y falta de identificación política ha aumentado de manera sistemática: quienes no se identifican con ninguna posición política (ni izquierda, ni centro, ni derecha) pasa de un 34% (2008) a un 68% (2016). A la vez, quienes no se identifican con ninguno de los partidos políticos existentes pasa de un 53% (2008) a un 83% (2016).
Se trata entonces, de falta de identificación es una de las expresiones de un sistema de representación tensionado. Esto se refleja en que casi 9 de cada 10 chilenos considera que tanto el Congreso como los partidos políticos realizan muy mal o mal la función de representar los intereses de los ciudadanos.
Por otra parte, el Estudio incluye un amplio conjunto de preguntas en materia de probidad y corrupción, que evidencian que Chile no es un país donde exista corrupción sistémica que permee las relaciones entre Estado y Sociedad. El 99% de los encuestados dice no haber tenido que pagar nunca una coima o hacer un favor para obtener un servicio de una empresa privada o resolver un problema por parte de un servicio público. Sin embargo, quienes perciben que hay mucha corrupción en distintas instituciones públicas y privadas aumentó en promedio al doble en los últimos 6 años, de un 23% el 2010 a un 47% el 2016.
Finalmente, a pesar de la visión crítica que manifiestan las personas respecto de las élites y las instituciones públicas y privadas, la IV Encuesta Auditoría a la Democracia también muestra un aumento en el interés por los asuntos públicos, apoyo a reformas políticas que permitan ampliar mecanismos de participación y una visión positiva respecto de la democratización en el país. En este sentido, cabe destacar que disminuyen los estereotipos de género en política, aumentando la proporción de chilenos que está en desacuerdo con que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres de un 60% (2013) a un 78% (2016).
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Encuesta Nacional Bicentenario
Los investigadores Cristóbal Ruíz Tagle, Ricardo Mellado y Luis Robert destacan el sostenido descenso de los niveles de confianza en las instituciones. Según la Encuesta Nacional Bicentenario, en su versión 2014, en 2013 el 8% de los chilenos confiaba en los partidos políticos, cifra que en 2014 descendió a 3%. Los partidos políticos no son los únicos que sufren, nuestros representantes, el Gobierno y el Congreso Nacional no juegan mejor suerte de cara a la confianza, hecho que nos pone ante una encrucijada como sociedad.
¿Qué hacer –se plantean- en un escenario que, para muchos, es una tragedia de la cual no vale la pena ocuparse? Ideas de salida en su artículo: ¿tenemos que sustituir nuestra democracia representativa por otras formas de participación? o ¿acaso es mejor cambiar la “calle” que, al parecer, “funciona” mejor que las propias instituciones proponiendo refundar todo el sistema desde allí?
También: un marco de reglas legales claras, disuasivas de comportamientos corruptos. Pero agregan que ‘una democracia sin partidos socialmente legitimados no tiene sustento moral, pero cuando los partidos están cooptados por poderes fácticos –los mismos que llevan atornillados años– o son presas de la falta de formación cívica, más que instancias de representación ciudadana, se transforman en agencias de poder político que van contra el poder ciudadano’.
Por eso, dicen ‘para que exista una actividad política transparente, debemos procurar que la disposición ética de los ciudadanos, sean votantes, militantes de partidos o movimientos, funcionarios públicos, etcétera, se renueve, de modo que las instituciones no sean sólo reglas abstractas, sino canales efectivos que potencien las virtudes cívicas’. La duda: pero ¿de qué manera?, ¿no es un camino muy de largo plazo y difícil de llevar a la práctica? Es cierto que la apuesta por la dimensión ética del problema de la corrupción produce “bostezos”, pero se pueden hacer algunos arreglos que permitan dotarlo de viabilidad. Su apuesta es ‘crear una cultura cívica’, y proponen:
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Reponer el voto obligatorio con inscripción voluntaria. Argumentan que ‘el voto voluntario, con su lógica que lleva la participación a un mercado de electores, no hace más que erosionar la calidad política, llevando el debate de ideas al banquillo y reduciendo todo a una simple combinación de calidad publicitaria y recursos económicos’. Agregan que ‘Una sociedad de derechos es necesaria, pero los derechos sin sus correspondientes deberes se parecen más a reivindicaciones individuales que a una auténtica democracia, donde se procura el interés de toda la comunidad política’.
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Plantean en segundo lugar, que buena parte de esta crisis política se debe precisamente a que las personas no se sienten representadas por quienes han sido elegidos legítima y válidamente en las elecciones. En tal sentido, creemos que es el momento de adoptar mecanismos de la democracia semidirecta, que no son incompatibles con el actual esquema institucional y que, por lo mismo, colaborarían en oxigenar la relación entre poder político y poder ciudadano, rehabilitando el deterioro de la representación cívica, de modo que estos se sientan cada vez más partícipes de los asuntos comunes. La iniciativa popular de ley, por ejemplo, es una medida importante, que puede ayudar a canalizar un sinnúmero de inquietudes ciudadanas que hoy no tienen una vía de escape.
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Por último,señalan que la elaboración del esquema de financiamiento de la política resultante en este proceso de reforma institucional, esté condicionado, entre otras cosas, a que los partidos promuevan la formación cívica, tanto al interior de sus cuadros y bases, como también entre quienes no pertenecen a ellos, pero que deseen formarse políticamente con el fin de habilitarse y participar del juego democrático. Es decir, se debe promover, a cambio de recursos públicos de financiamiento, que los partidos cumplan con un estándar mínimo de formación cívica a través de campañas públicas de difusión de ideas, debates, foros, congresos, etc. ‘Sólo creando una cultura de la democracia podremos salir de esta crisis política’ concluyen.
La evolución 2015, 2016, no muestra mejoras en los índices, este año da cuenta de un aumento en el grado de desconfianza de los chilenos de las instituciones.
El primer cuadro corresponde a los resultados de la Encuesta 2015 y el siguiente a 2016
Los responsables de la Encuesta señalan que este año que “los discursos de educación gratuita, reforma tributaria contra los "poderosos de siempre" y el fortalecimiento de los sindicatos son discursos que penetraron en la opinión pública”.
"No es que haya cambiado Chile. Pero efectivamente la tendencia que uno ve en el tiempo, en los años estudiados, es un desplazamiento hacia una apelación al Estado de una mayor injerencia de este", señala Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas de la UC.
"Es posible, a modo de hipótesis, asumir que el clima de discusión de los últimos años sobre reformas radicales propuestas por el Gobierno referentes a impuestos, educación, trabajo, previsión, hayan generado estas expectativas crecientes respecto del rol del Estado para reducir las desigualdades", agrega el presidente de GfKAdimark, Roberto Méndez.
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Académicos de las ciencias sociales
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Manuel Antonio Garretón. Señaló como respuesta a las preguntas formuladas, que fuera leído su documento “Crisis estructural y corrupción institucionalizada: ¿cómo se sale?
En atención a lo planteado por M.A. Garretón, el Estudio procedió a analizar su proposición, distinguiendo áreas conceptuales centrales e intentando establecer una conversación con ellas en los siguientes términos:
Garretón señala como diagnóstico la existencia de una crisis de carácter estructural, como explicación marco a las distintas aristas de crisis del campo político. Este concepto de “crisis estructural” aparece como una macro mirada, que sería alternativa a la opción de este Estudio, en tanto la denomina inicialmente como “crisis valórica”.
En este acápite se intentará avanzar en una revisión de la propuesta de crisis estructural de Garretón, y en una reflexión sobre la distinción y posibles conexiones entre el concepto de crisis estructural y el de una crisis valórica.
Como primera aproximación, es necesario reconocer que ambas opciones representan y ponen en juego dos grandes maneras de entender el mundo: lo estructural, en tanto modo de entender la realidad y la sociedad desde la matriz marxista –que, de paso, es una particularidad dentro de la concepción del mundo de las ciencias sociales; en tanto, lo valórico sería un lenguaje de la cultura filosófica y religiosa, una superestructura en la concepción marxista.
Luego, cabe preguntarse si ¿Son estos dos mundos –estos dos paradigmas- efectivamente compartimentos estancos, o es posible tender puentes entre ellos?
Desde los resultados actuales de este Estudio es posible señalar que sería un gran aporte el tender puentes entre ellos.
En esa perspectiva, y tomando como referencia el artículo de Garretón, quien señala que la crisis estructural “se expresa hoy en una situación generalizada de desprestigio y parálisis del sistema político, tiene sus raíces en una crisis estructural sin la cual no podemos explicar lo que hoy ocurre” y define crisis estructural como: “Hablamos de crisis estructural cuando lo que está en juego son los principios en que se basa un determinado sistema socioeconómico y político. En Chile el sistema socioeconómico se basa en el principio de predominio del dinero, el lucro, el mercado y el interés privado por sobre lo público, lo común, el Estado, lo social”, es interesante que en su lenguaje, vincula “crisis estructural” con la puesta en juego de los “principios” de un sistema.
Cabría entonces la pregunta sobre si ¿no son los “principios” un concepto hermano del concepto de “valores” en el lenguaje ciudadano? ¿No son los principios elementos valóricos también? Otra forma de abordar los conceptos sería establecer los principios como una suerte de “piezas fundamentales de un mecanismo”, o sus “elementos”, lo que es esta tendencia que ha existido de construir ciencias sociales a partir del lenguaje de la ciencia mecanicista, con prescindencia del ser humano, tal como habría sido el desarrollo de la ciencia clásica occidental. En contraposición a la ciencia “cuántica” u “holística” que, a su juicio, ha trascendido esto.
En ese terreno, este Estudio sobre “crisis valórica” ha deseado que emerjan los sustratos, al decir de Garretón, cuestión que se evidencia en las respuestas recibidas, en tanto existiría una noción generalizada de estar ante una crisis que va más allá del campo político, que trasciende al campo social, e incluye lo paradigmático, que finalmente sería la apelación al movimiento en ese nivel de sustrato lo que se requeriría para darle una dirección a las acciones de salida de la crisis.
Entonces, tal como expresan las respuestas mayoritarias de los/as participantes la discusión no se situaría sólo como una discusión académica, sino de una que involucra la esencia y vida cotidiana de la ciudadanía. Luego, sería necesario llegar a propuestas que efectivamente hicieran posible la relación entre lo estructural, y los principios, lo valórico, haciéndose eco de una mirada sistémica de los social y lo humano.
Cuando Garretón dice que hoy existe una “contradicción insalvable entre los principios del orden social establecidos en dictadura y los principios de un modelo socioeconómico justo y un orden político democrático, expresada en todas las dimensiones de la vida social: trabajo, educación, salud, vivienda, seguridad social, recursos naturales, medio ambiente, medios de comunicación públicos, financiamiento de la política, etc., con sus efectos en la desigualdad de la distribución de la riqueza y en la concentración económica y en el papel subsidiario del Estado”; podría entenderse como a lo que apelan mayoritariamente los/as participantes del Estudio, cuando se refieren a un cambio, hablan de una forma de organización que integre principios o valores, en la que la participación juegue un rol fundamental, es decir, a una democracia participativa, en oposición a los principios o valores de la dictadura.
Pudiendo entenderse entonces que en los procesos sociales, la estructura se constituye a través de la adhesión valórica que sostiene la sostiene sea democrática, o por la dominación directa o imposición de fuerza.
Sobre la extensión longitudinal de la crisis, Garretón afirma que “La permanencia en el tiempo de esta contradicción estructural ha tenido dos grandes consecuencias en la sociedad. Por un lado, su relativa “naturalización” y penetración en las conductas individuales y grupales, la adaptación de la gente o los ciudadanos y de sus comportamientos a los principios del modelo que lleva a la extrema individualización, a arreglárselas cada uno como pueda, a la confusión entre consumo y ciudadanía, abandonando a esta última, como lo prueba la baja participación electoral, y también a la “corrupción ordinaria” (por ejemplo, uso de los servicios públicos sin pagar)…”
Esta opción conceptual de llamar “naturalización” a la adopción de ciertos valores que se generalizan, sería una manera de referirse a lo mismo. Esto es, que la gente hace subjetivamente suyos ciertos valores, y se guía “voluntariamente” por ellos, es decir, sin la imposición de fuerza directa, y con ello “sostiene estructuralmente el sistema”. Pero profundizando, podría indicarse que finalmente no sería necesariamente una adopción voluntaria sino inconsciente, dada por la costumbre y los medios de masas.
Lo significativo de llamar a la adopción de estos valores una “naturalización”, es que esto los declara como falsos o ajenos a la persona, impuestos. Sin entrar a discutir esto, es necesario reconocer que “operativamente” están instalados en el sujeto y constituyen la base psicológica desde la cual actúa y decide –opera, el sujeto.
Si es así, ¿cómo realizar el ‘cambio estructural’? (Esto lo ha expuesto Carlos Peña al reflexionar sobre el gobierno de Bachelet, indicando –con otras palabras- que el error está en la convicción de que después la gente comprenderá el bien al que se la está conduciendo aunque hoy se oponga. A esto subyace la idea de que los valores que las personas hoy propician son una “naturalización”, lo que en otro lenguaje es una “falsa conciencia”. Con ello se produciría la paradoja de que no se podría contar en el corto plazo, con la declaración subjetiva de las personas respecto de sus deseos o posiciones, no siendo posible descansar en la voluntad de las personas –a través de procesos participativos- para generar el cambio, pues se pronunciarán respecto de su falsa conciencia actual y no desde su conciencia real, que vería como bueno el fin deseado.
Esto llevaría a un fenómeno conocido en la historia: el cambio por la fuerza, aunque sea del poder acumulado desde los mecanismos legales del Estado.
Junto con ello, Garretón afirma: “Por otro lado, hay un creciente distanciamiento y desconfianza de la sociedad respecto de la política y las instituciones, porque éstas están de algún modo contaminadas o secuestradas por los principios del modelo, más allá de las buenas voluntades que puedan tener sus titulares”.
Sería posible intentar una lectura distinta a la enunciada por Garretón, en el sentido de ¿No será más bien –si sacamos de la ecuación la conducta percibida como de corrupción- que las personas al expresar distanciamiento y desconfianza, lo que estaría haciendo es rechazar la interpretación de “naturalización” de los principios o valores, y que la conducción política no está actuando desde una aceptación de sus valores o convicciones, sino en contra de ellos al creerlos o denominarlos “naturalizados”?
Las respuestas recibidas a las preguntas del Estudio, no resuelven estas interrogantes sino que las abren aún más, incorporando más preguntas y dudas, que remiten a poder entender cómo y cuáles son los mecanismos que explican las crisis política señalada por los/as participantes, y que permitirían entender y abrir nuevas líneas interpretativas a la baja consideración ciudadana a diversos proyectos de ley presentados por el actual gobierno, según distintos sondeos de opinión.
La idea de “corrupción estructural”
Garretón dice que: “en Chile hoy, más allá de los “eventos de corrupción” (escándalos) en que participan ambos lados, política y negocios, o de “malas prácticas”, estamos ante una situación de corrupción estructural legalizada que lleva a las dos anteriores. Y define corrupción: uso de bienes y recursos comunes o públicos, cuando se trata del país, para la realización de intereses privados, particulares, tergiversando el sentido de tales bienes y recursos. Se trata de una corrupción estructural o institucionalizada precisamente porque, como señalamos, el sistema económico social tiene su fundamento en el principio mismo de la corrupción: el predominio del dinero, el mercado y el interés privado por sobre lo público, lo estatal, lo social. Con ello, la política queda sin regulaciones y recursos propios y entregada al principio estructurador del sistema, subordinada para su funcionamiento al poder del dinero privado... La corrupción institucionalizada abarca, como hemos señalado, casi todos los ámbitos de la sociedad, por ejemplo, el lucro en la educación significa la apropiación privada de recursos públicos para enriquecerse, la televisión pública queda secuestrada por el mercado y la publicidad... los casos Penta (“máquina para defraudar al Estado”) y Soquimich (máquina para comprar la política), no son una excrecencia o consecuencia no deseada del sistema, sino expresión de su esencia: el dinero y los que lo poseen prevalecen sobre la política a través de cualquier medio y en todas las esferas... Y es probable que si se siguen planteando propuestas que no van al fondo del problema, se desemboque en un proceso de descomposición irreversible. La interpretación de crisis de confianza en las instituciones, o de credibilidad es lo que aparece en la superficie. Lo que importa es la causa de la pérdida de credibilidad y los efectos que ello pueda tener. En este sentido, es mejor hablar de pérdida de legitimidad o de crisis de legitimidad y buscar la raíz de ésta. Y se trataría de una crisis de legitimidad valórica basada en la cuestión estructural a que hemos aludido”.
En los términos planteados, resulta de interés para el Estudio recoger el destacado en negritas del texto anterior, por cuanto relaciona la “cuestión estructural” con la “cuestión valórica”, aportando a esa línea de reflexión.
Siguiendo su razonamiento, la corrupción sería el “uso de bienes y recursos comunes o públicos… para la realización de intereses privados, particulares”. Por tanto, en esta definición cabrían una gran cantidad de conductas muy diversas, que podrían ir desde el uso indebido de recursos, pasando por la apropiación indebida, el cohecho y la comisión de otros delitos tributarios, civiles y penales.
Ahora bien, cuando dice que “Se trata de una corrupción estructural o institucionalizada precisamente porque, como señalamos, el sistema económico social tiene su fundamento en el principio mismo de la corrupción: el predominio del dinero, el mercado y el interés privado por sobre lo público, lo estatal, lo social. Con ello, la política queda sin regulaciones y recursos propios y entregada al principio estructurador del sistema, subordinada para su funcionamiento al poder del dinero privado”, la mirada estructural subsumiría el parámetro de los valores.
Así, si los valores son lo que se valora individual y socialmente, es posible distinguir distintos sistemas de valores, asimismo, extendiendo la reflexión, podría entenderse que existiría un sistema de valores de orden privado y uno público, generándose confusiones cuando no confluyen o se integran en una mirada socialmente compartida, en una mirada que exprese una cultura determinada, que establezca el bien común.
En una sociedad organizada bajo paradigmas latinos, la ley escrita sería la máxima expresión de es bien común, y la Constitución el pilar fundamental. Cuando hoy varias de las respuestas definen como causas y posibles salidas las de carácter cultural, paradigmáticas, e incluso constitucional están haciendo alusión a estos temas, que requiere ir más allá en la construcción de acuerdos que superen las opciones excluyentes o de fuerza. Es en esta dirección en la que se valoraría por los/as participantes la democracia: como un sistema de organización social en el que hay que procesar las diferencias –los opuestos- para preservar, por sobre la adhesión a valores excluyentes, la valoración a la convivencia no destructiva o autodestructiva de la unidad mayor.
Es desde esta valoración de la democracia, que sería posible revisar si es real que los valores vistos como opuestos y/o antagónicos, no pueden en cambio ser opuestos complementarios –sinérgicos, estableciendo una diferencia en relación al concepto de “crisis estructural” proveniente de la convicción de que se trata de valores opuestos antagónicos.
En esa línea de pensamiento, una estructura o sistema entraría en crisis cuando sus componentes interiores son valorados por sobre el valor de conservar el sistema, y se constituyen –en su oposición antagónica- en el factor de destrucción del sistema o estructura.
En síntesis, lo que se evidenciaría hoy como sustrato de la crisis es la mantención de los valores o principios que sustentaron el Golpe de Estado, profundizado por los de las fuerzas liberales, que podrían sintetizarse en la preponderancia o sujeción a “lo privado” que generaría un desequilibrio o predominancia tal, que tensionaría desde las bases estructurales al sistema, y que se requeriría equilibrar, frente a lo cual algunos optarían por las visiones antagónicas, reproduciendo las condiciones de la crisis estructural que lleva a un nuevo quiebre por la fuerza; y por otra parte, existirían quienes buscarían el equilibrio a través de procesar las polaridades internas, para descubrir su carácter complementario-sinérgico, sin lo cual estiman que la dirección va a ser siempre la de destrucciones periódicas de la estructura o sistema.
Ahora bien, siguiendo la lógica de la crisis estructural de opuestos antagónicos, en el contexto de predominio avasallador de uno de los polos, se provocaría efectivamente la captura y sometimiento del otro. Tomando palabras y ejemplos señalados por los/as participantes, cuando el poder privado ‘compra’ al contrapoder público, lo que podría hacer porque las condiciones estructurales del funcionamiento consignado como legal (constitucional) subordinarían la ocupación del espacio del poder político a gastos en dinero. Sin embargo, desde otra perspectiva, sería posible constatar la existencia de una renuncia a valores individuales y sociales, es decir, existiría una aceptación de ganarle al otro de cualquier manera, siendo aludido por los/as participantes como temas éticos.
La lógica de los opuestos antagónicos, es un sustrato que justificaría la existencia del sistema binominal, que habría permitido generar una distribución en dos mitades, derivando la competencia externa, con el otro, a una al interior de los bloques, y la tentación de corrupción se produjo en la lucha al interior de los bloques. Sería un componente poco procesado de la crisis de confianza, la pérdida de valores de la competencia correcta, y las políticas de descrédito del oponente, constituyéndose como una descalificación intrasector. Este elemento podría contribuir a explicar la desconfianza y la desafiliación de la adhesión. La falta de lealtad y conducta decorosa interna. Por tanto, podría entenderse el fin del sistema binominal como un alivio a esta competencia intrasector.
La idea de ‘Crisis de las élites’
Sobre este aspecto, Garretón plantea: “Algunos intentan explicar esta crisis de confianza, credibilidad o legitimidad, como una crisis de las elites o de los núcleos dirigentes, lo que lleva fácilmente al “que se vayan todos”, donde “todos” se refiere sin duda a la elite dirigente tanto la política como la económica. Es cierto que puede haber problemas con las elites dirigentes, pero la explicación de la crisis actual como crisis de las elites, es una explicación engañosa. Primero, porque no se ve por qué estas elites actuales sean distintas, salvo cambios generacionales, a las de los primeros años postdictadura. ¿Es que aquellas entre las que se encuentran los autores de esta tesis eran las buenas y estas las malas? ¿Y lo que ocurre hoy no es responsabilidad de las anteriores? Focalizar la explicación en la crisis de las elites, se evitan las causas profundas y todo se resuelve cambiando las elites actuales, ¿y cómo?, ¿por cuáles?, y manteniendo las reglas actuales del juego, ¿quién garantiza distintas y mejores elites de reemplazo?
Lo cierto es que, más allá de la crisis de un actor o un grupo de actores elitarios, asistimos a la crisis de la relación entre elites, instituciones y sociedad, a la crisis de sistema. Y ello no se resuelve o supera reemplazando a unos u otros, aunque pueda ser necesario en un momento, sino cambiando radicalmente las reglas del juego y las instituciones en que esta relación se sustentó, es decir, sustituyendo el actual modelo socioeconómico y político. Ampararse en las crisis de confianza o de las elites solo prolonga la situación actual y posterga la solución de fondo”.
Circunscribiendo la reflexión a las élites de la Concertación/Nueva Mayoría, Garretón plantea: “no se ve por qué estas elites actuales sean distintas, salvo cambios generacionales, a las de los primeros años postdictadura. ¿Es que aquellas entre las que se encuentran los autores de esta tesis eran las buenas y estas las malas? ¿Y lo que ocurre hoy no es responsabilidad de las anteriores?”.
El tema de las élites en el Estudio sobre la ‘crisis valórica’ permitiría abrir una reflexión sobre si las élites son hoy las figuras referentes que guían, o si son “procesadoras y ejecutoras” de los valores de las bases, incorporándose la temática de la naturaleza de la representación y los niveles de participación ciudadana en la sociedad contemporánea.
Cabe señalar que las élites de la Concertación y de la Nueva Mayoría se diferenciarían en algún término por su composición generacional, así como por su contexto histórico político y por su misión.
Las élites de la Concertación habrían estado constituidas y conducidas por personas que ya formaban parte de la élite en el gobierno de la Unidad Popular, sería esa generación la que regresa al poder. De alguna forma estarían marcadas por ser parte del quiebre, por su padecimiento, y por la oportunidad de volver a dirigir el país. Se sitúan principalmente ‘protegiendo’ que no se retrotraiga la democracia, e intentando al máximo de sus posibilidades –dentro del objetivo superlativo de protección- a comenzar a recuperar el poder perdido del ‘progresismo’, de lo público, de lo social. Los márgenes iniciales de operación habrían sido los posibles para algunos, y para otros estrechos. Se trata de un período en que no tuvieron movilización social que los tensionara.
Hoy, esa élite sufriría el descrédito de todos los que encontrarían insuficientes los cambios y la valoración de los que ponen por encima el cuidado de la democracia.
Esta habría sido la lógica del primer ciclo –la transición. Cuando la transición se considera realizada, comienza el de las movilizaciones, de la incorporación creciente de las nuevas generaciones, de la reradicalización, que podría no ser tan radical, pero que es una acción más fuerte de recuperar equilibrio de los principios público y privado, liberal y social.
El problema sería que cuando se despierta la fuerza de lo social, se atizaría el monstruo de lo privado, reabriéndose la perspectiva y fantasma histórico de la confrontación hasta llegar al enfrentamiento. Esto habría generado la reaparición de una fuerza de mayor moderación al proceso de reequilibrio.
En este momento se estaría en dicho momento. La dirección del proceso social está en juego. ¿Qué ponemos como valor superior? ¿La confrontación de los valores liberal/social o la conservación de la democracia? Qué fácil se olvida que a la confrontación por la fuerza se llega. Frente a esto, la propuesta de fortalecer la democracias pero desde una visión de oposición complementaria-sinérgica de lo liberal y lo social pensamos que es una hipótesis atendible.
La idea de ‘refundación’
Otro ámbito de reflexión de Garretón propone “Generar un proceso de refundación de las relaciones entre economía y política, proponiendo una solución integral que exige tratar esta crisis, y las que la han precedido, como un problema que exige nuevas reglas del juego y convivencia, redefinición del papel del Estado y la subordinación de la economía y los intereses privados a la política y la sociedad”.
Esta formulación se conecta con varias de las opiniones vertidas en el Estudio por los/as participantes e incorpora la noción de refundación, pero ¿de qué?, de las relaciones ente economía y política, con una solución integral, con nuevas reglas de convivencia. Hasta ahí. La gran diferencia es no plantear ‘la subordinación de la economía y los intereses privados a la política y la sociedad’ porque no son principios opuestos antagónicos, y pueden perfectamente procesarse como valores complementarios. Si lo pensamos desde los conceptos ‘burocracia’ y emprendimiento’, ¿no podemos visualizar en ellos que puede haber una complementación virtuosa entre estas dos predisposiciones? Si el lucro me invita al emprendimiento, y el bien común me burocratiza, ¿no hay allí algo profundo que explorar como posible ‘tercera vía’?
Idea de reconstituir la legitimidad de la política con un proceso constituyente
Garretón dice en este artículo, cuyo análisis tiene una marca en la coyuntura de la discusión sobre la propuesta de un proceso constitucional, que esta refundación no puede hacerse sin plantear la cuestión constitucional…“un proceso constituyente que involucre a todos los actores sociales y políticos. Ese es el único acuerdo nacional viable: uno que no se reduce a los actores afectados (políticos, empresarios, tecnocracia) sino que aborda un proceso de expresión de la soberanía popular, distanciada hoy de la política y las instituciones. ‘Sin duda que la manera más adecuada de hacerlo sería una reforma constitucional que permita la realización de un Plebiscito en que la ciudadanía se pronuncie respecto de una nueva Constitución: si quiere mantener la actual, si quiere reformarla a través del Parlamento o si quiere una nueva a través de una Asamblea Constituyente. Creo que la opción de la Asamblea Constituyente, dada la crisis de legitimidad de los actores políticos actuales y la ruptura entre política y sociedad, no sólo es la que mejor garantiza una Constitución legítima, sino que es el mejor espacio de recomposición de la relación entre el mundo político y el mundo social. Si se es consciente de la gravedad de la crisis actual y de la urgencia de una solución, este año podría discutirse la reforma constitucional para el Plebiscito, de modo de realizar este en conjunto con las elecciones municipales del próximo año, lo que además permitiría una mucho mayor participación electoral”.
Se estaría ante la evidencia de que estas sugerencias no ocurrieron. Pero en el fondo existiría una discusión pendiente sobre ¿qué valores queremos que estén plasmados en nuestra Constitución, y qué camino podemos emprender en esa dirección? Entendiendo a una Constitución como parte de un proceso político, social y cultural.
Y sería en este ámbito que resurgiría el tema de los valores de la política-o que podrían ser denominados también como elementos constitutivos subjetivos- y su crisis, y cómo estos se encapsularían en una élite sin mayor relación con lo que sucede en la sociedad. ¿Sería posible entonces tener más democracia que la que la élite permite?
¿Cómo podrían realizarse efectivos procesos sociopolíticos sin que una élite los conduzca? ¿Los movimientos sociales, la “calle” generarían élites que lo conducen y que luego lo representan, y cuál es el vínculo que se mantiene entre ellos, la representatividad? ¿Y el sistema es avanzar para transformar o ser cooptado? ¿Sería una argumentación elitista o una condición real de los procesos sociales?
Si se consideraran reales, se requeriría una construcción valórica democrática de la élite, y en el compromiso de conductas a partir de una definición de elementos constitutivos relacionales, definidos participativamente por la ciudadanía, que incluyeran los valores personales surgidos de los principios de la democracia.